Los tres mosqueteros de los que todo el mundo habla

Tengo para mí que una de las grandes equivocaciones de la oposición anti-Rajoy es intentarlo tirar por la ventana “con luz y taquígrafos”. Y también tengo apuntado en mi vademécum que, salvo acontecimientos de última hora y relevantes, Mariano Rajoy será el candidato del Partido Popular en las elecciones del 26 de junio si es que, como parece, se llevan a cabo.

Vuelvo a escribir que el grado de deterioro político del presidente del Gobierno (en funciones) es tan descriptible como el estacazo que recibió durante la campaña electoral en su ciudad de Pontevedra. Muchos creen que es una rémora para el centro derecha y que las posibilidades del PP merman si continúa al frente del ticket electoral. Olvidan, sin embargo, que un cambio a estas alturas sería un suicidio para los intereses de ese centro derecha que, como mínimo, es sociológicamente la mitad del país. La posición de Rajoy se asemeja (salvando todas las circunstancias, obviamente) a los intentos de desbancar en su día a Adolfo Suárez al frente de UCD; e incluso a la última etapa de Felipe González cuando pensó en dejar su sillón al entonces vicepresidente Narcís Serra.

Y, ¿quién podría tomar el relevo de Mariano en el PP? Hacer política ficción es barato, pero en algunos casos la cosa ha funcionado. Son tres los nombres que, al parecer, desde fuera del partido se han escrito para que pudiera haber siquiera una aproximación a eso tan manido de la “gran coalición”. El primero es Alberto Nuñez Feijóo quien, sin embargo, en las últimas horas parece haberse caído de la manida lista. El segundo es Alfonso Alonso, el vitoriano que ejerce de ministro de Sanidad (en funciones) y que es del agrado de los opinantes extramuros.

La tercera tiene nombre de mujer. No es de Valladolid ni abogada del Estado. Es de Zamora (aunque afincada en Galicia) y es médico de profesión. Se llama Ana Pastor y cuenta con el respeto de los partidos recientemente coaligados.

Escrito lo anterior tengo que decir y digo que en casi cuarenta años de ejercicio periodístico jamás he podido tabular una operación de salón que tuviera éxito.