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¿Es Maroto el hombre del centroderecha?
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Graciano Palomo

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¿Es Maroto el hombre del centroderecha?

Dicen que los cambios en el PP no pueden llevarse a cabo de manera inmediata porque está pendiente del nuevo gobierno y porque el riesgo de nuevas elecciones es muy alto

Foto: El vicesecretario sectorial del PP, Javier Maroto. (EFE)
El vicesecretario sectorial del PP, Javier Maroto. (EFE)

Lo he escrito hasta la saciedad. Si el Partido Popular desea continuar como agrupación genuina del centroderecha necesita más que el comer varias cosas que deben hacerse al mismo tiempo y en la conjugación de verbos.

La limpieza a fondo de las telarañas en todos sus intersticios y la fumigación de los escualos corruptos que todavía pululan por sus alcantarillas. A partir de ahí, reclamar en su frontispicio los valores que le son propios: meritocracia (la gran y auténtica revolución que España necesita desde 1492), democracia interna y liquidación de complejos.

No ignoro que esto es más fácil predicarlo que ponerlo en práctica. Pero lo obvio no empaña lo verdadero. El Partido Popular tiene que encarar sí o sí un congreso decisivo que entierre 26 años de un modelo que fundó Fraga y que llevó a la práctica José María Aznar. Entre otras cosas porque no sirve y el modelo ha saltado por los aires. Dicen que no puede llevarse a cabo de manera inmediata porque la formación está pendiente del nuevo gobierno y porque el riesgo de nuevas elecciones es muy alto. Es verdad. Pero su cuerpo militante y electoral exige la liquidación de demoras.

La pregunta se repite durante estos meses de forma socorrida. ¿Quién puede sustituir a Mariano? En las actuales circunstancias, Rajoy. Si hay elecciones seguirá de candidato; si forma gobierno, también. Pero para nadie es un secreto que estamos en tiempo de descuento. Esa no es la prospectiva de futuro en ningún caso.

De lo que veo y observo entre lo nuevo, Javier Maroto es el único que cumple lo anterior y, además, gana elecciones en territorio comanche

De lo que se trata es de que los 800.000 militantes del PP y sus más de siete millones de electores se pongan de acuerdo (o no) de alguna forma democrática en la elección de un nuevo líder que pueda llevar a cabo lo anteriormente reseñado. Pero democráticamente. Por elección directa y sin marrullerías.

Como yo no soy militante pero conozco (modestamente) la realidad de ese centroderecha que lleva tanto tiempo en la desenfilada me puedo permitir ciertos lujos. De lo que observo en ese alrededor, el nuevo líder tiene que tener sustancia intelectual, formación académica contrastada y una cierta idea del país, del entorno y de su clientela. No son suficientes ya los fuegos de artificio ni las pasadas por la televisión en fatuos ejercicios 'ad hominem'. ¡Lástima que Isabel García Tejerina haya dedicado tanto tiempo a la gestión de asuntos serios en lugar de haber invertido más tiempo en coger cuerpo político!

De lo que veo y observo entre lo nuevo, Javier Maroto es el único que cumple lo anterior y, además, gana elecciones en territorio comanche. Los que ponen peros por sus condiciones personales les diría que ello, amén de resultar un ejercicio de libertad individual sagrado, resulta una ventaja como ha ocurrido en el resto de Europa con mandatarios solventes en sus mismas circunstancias.

Todo lo anterior se trata, lógicamente, de un simple apunte.

Lo he escrito hasta la saciedad. Si el Partido Popular desea continuar como agrupación genuina del centroderecha necesita más que el comer varias cosas que deben hacerse al mismo tiempo y en la conjugación de verbos.

Javier Maroto José María Aznar Isabel García Tejerina Mariano Rajoy