En unas semanas, la segunda lista de morosos

Cuando los vapores de los Papeles de Panamá todavía flotan en el aire y son respirados con sonrojo por la concurrencia mundial al grito unánime de '¡cómo son los ricos!', héte aquí que el ministro de Hacienda (en funciones), Cristóbal Montoro, se apresta a publicar la segunda lista de morosos con el Estado -es decir, todos nosotros-, el próximo mes de mayo.

Si la anterior (diciembre del 2015) ya fue reveladora -Mario Conde, Intereconomía, Aifos, Martinsa, Arturo Fernández y un largo etcétera-, la que se avecina en el mes de las flores tampoco dejará calmo el ánimo de los contribuyentes fieles.

En la que llega, se publicarán los nombres deudores con la Administración Tributaria de más de un millón de euros que estaban pendientes de pago al 31 de diciembre del 2015 y que no se encuentran aplazados ni suspendidos.

Ya anuncio desde aquí que habrá escándalo. Y alarma social. De Montoro se pondrá pensar lo que se quiera pero no que no haya sido el jefe de la caja pública que haya dados pasos decisivos de cara a que todo cristo se retrate. En el pecado lleva la penitencia. Cuando el tiempo pase habrá algo de justicia mediática, algo que suele ocurrir con mucha frecuencia en este país sureño de Europa.

Quizá al margen de la vergüenza social que los morosos puedan sufrir ante sus vecinos al ver sus nombres como no paganos -en general vanidosos, desafiantes y engolados- el Estado pudiera hacer algo más para que no presuman sin causa. La cárcel o yo qué sé.

Comprendo la animosidad que provoca el menudo jefe de la caja pública, que después de haber superado todos los récords en el tiempo habilitado como ministro de Hacienda en el viejo caserón de la madrileña calle de Alcalá está como loco por encontrar nuevos y más rentables acomodos profesionales.

¡La política es para la primavera!