El baile ha comenzado: la guillotina empieza en 'El Mundo'

La pasada semana avanzaba en este Palo Alto movimientos en los grupos mediáticos. Tres días después se anunciaba la destitución en el diario 'El Mundo' (Unedisa) de mi avispado exalumno, David Jiménez, al que tras ser un brillante escribidor lo de dirigir una redacción tan compleja se le semejaba llevar la democracia a China, país que conoce bien. Creo.

Como los periodistas, por lo general, somos los últimos en enterarnos de nuestra propia vida, resulta que Jiménez llamó en la misma tarde de la decapitación a uno de los columnistas de referencia en el mencionado rotativo.

- Resuelto el ERE, le dijo, ahora tenemos que ponernos las pilas y tirar hacia adelante…

El otro escribidor, el mismo que se moja el dedo y sabe de qué latitud sopla el viento, se quedó perplejo porque el runrún de que la guillotina unedisina había sido afilada le había llegado nítido y certero.

Ni quiero ni puedo ni deseo alegrarme por el cese de David. Él es hoy el síntoma del mar que corroe un oficio imprescindible porque, lo siento mucho, no se puede practicar el periodismo (ni el serio ni el frívolo) desde los escuetos caracteres predeterminados por las redes. No, no y no.

La marcha de Jiménez me permite también soltar algo que llevo rumiando mucho tiempo para mi coleto. El periodismo es antes que nada noticia. Punto.

Desgraciadamente, creo que el guillotineo de David Jiménez no será el último a corto plazo.

¡Bien que desearía equivocarme!