Matan por una foto con Obama

Salvo el alicaído Garzón -mi organización por un escaño- hay leches por un segundo de selfi con Barack Obama.

Un pajarito del Protocolo del Estado me cuenta que no tienen ya teléfonos para atender las peticiones para asistir al almuerzo oficial que el rey Felipe ofrecerá al jefe del Estado de USA el próximo lunes en el Palacio Real. Y muchos menos lugares. 'Full', completo.

La visita oficial de cualquier presidente norteamericano es un acontecimiento, y más tratándose del más mediático desde John Kennedy aunque al final no haya ninguna almendra que llevarse a la muela.

He preguntado a Antonio Camuñas acerca de quién o quiénes han sido los principales hacedores de la gira hispana de los Obama. No ha dudado mucho en responder: el embajador Costos, íntimo amigo del matrimonio de Chicago al que, al parecer, conocieron en los verdes campus de Massachusetts cuando corrían por Harvard y se fumaban lo que pillaban.

Sin duda, la foto con más morbo será la del saludo entre el mandatario norteamericano -cuyo exitazo descomunal en política interna ha propiciado la llegada del innombrable Trump- y el joven descamisado que preside una bancada con 71 diputados. Esa foto se plasmará casi al mismo tiempo que el “pitufo gruñón” (Pablo Iglesias 'dixit') blande la bandera comunista al grito de 'American go home'. Cosas de la gran patria hispana.

¿Hay algo que rascar en la gira del guardián de Occidente? Algo habría, empezando por que no pongan tantos problemas a los españoles ilustrados y con título que pretenden hacer lo que siempre hicieron los que llegaron a aquella tierra de promisión.

Y eso independientemente de que la hija mayor de los Obama realice su año sabático prestando sus presidenciales servicios en la embajada de la calle Serrano.
Las medallas a propósito de tan relevante viaje a la vieja Iberia se las ponen algunos que pasaban por allí. Para que digan luego que Mariano Rajoy no tiene suerte.