Palo Alto
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¿Presiona el Ibex?
Los huecos dejados por la muerte de Emilio Botín y la marcha (relativa, pero marcha) de César Alierta coadyuvan a que la voz de los empleadores sea inaudible
Algunos se sorprenden y aun se escandalizan de que el último de los poderes fácticos que queda en ejercicio –el dinero- intente desde sus posiciones otear alguna salida al “bloqueo” político e institucional que paraliza España.
Creo que en estos momentos es cuando menos 'auctoritas' detentan las organizaciones empresariales o los lobbies al uso. Esto no hubiera ocurrido nunca durante los 39 años que han pasado desde la restauración democrática.
Los huecos dejados por la muerte de Emilio Botín y la marcha (relativa, pero marcha) de César Alierta coadyuvan a que la voz de los empleadores –que lo son- sea inaudible en medio del enorme estruendo que agita el panorama patrio.
Resulta obvio que los principales dirigentes políticos del llamado “arco constitucional” tienen relación fluida, lo cual no significa a la postre nada, con los principales empresarios del país. ¿Acaso es ello pernicioso o poco aconsejable? No. Está dentro de la lógica en una democracia abierta donde todo no se puede confiar a los profesionales de la política. Quizá en estos momentos se eche a faltar precisamente una impronta mayor al respecto.
Los principales dirigentes políticos tienen relación fluida con los principales empresarios del país. ¿Acaso es ello pernicioso o poco aconsejable? No
Puedo afirmar que algunos de los nombres más conocidos y otros menos llamativos pero singularmente influyentes de entre los emprendedores españoles han hablado con Albert Rivera y con Pedro Sánchez con el propósito de dar una salida al túnel que nos embarga. Pero salvo con el primero de los nombres citados ya se puede concluir el resultado: "Vosotros a lo vuestro, que yo me cuidaré de mantener mi machito pase lo que pase y pese a quien pese". El problema es que lo “vuestro” es también lo “nuestro”.
Los avisos de los expertos se amontonan a diario, bien en forma de informes oficiales de entidades o bien a título personal.
Les da exactamente igual. Ellos tienen asegurado el jurdó. O si lo prefieren llámenlo mamandurria. Que también.
Algunos se sorprenden y aun se escandalizan de que el último de los poderes fácticos que queda en ejercicio –el dinero- intente desde sus posiciones otear alguna salida al “bloqueo” político e institucional que paraliza España.