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Núñez Feijóo, principio o fin
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Graciano Palomo

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Núñez Feijóo, principio o fin

El buen hombre da señales de un cierto hastío de la política, entre otras cosas, porque se puede ganar muy bien la vida sin tener que ser protagonista pasivo en el Congreso

Foto: El presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo. (EFE)
El presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo. (EFE)

En las carreras políticas, como en la vida misma, el alambre que separa el éxito del fracaso es tan delgado que por un quítame ahí esos votos llegas al Olimpo o simplemente te conducen directamente al averno.

Alberto Nuñez Feijóo, uno de los mirlos blancos del PP, con fama de buen gestor y galaico en estado puro (dicen que los de Ourense se mojan el dedo y saben de qué lado soplará el viento) se la juega por partida doble en los comicios autonómicos del próximo 25 de septiembre. El buen hombre da señales de un cierto hastío de la política, entre otras cosas, porque se puede ganar muy bien la vida sin tener que ser protagonista pasivo en el Congreso de los Diputados y recibir hostias como hogazas gallegas.

Alberto Nuñez Feijóo, uno de los mirlos blancos del PP, con fama de buen gestor y galaico en estado puro se la juega por partida doble el 25 de septiembre

De un reciente encuentro con el presidente de la Xunta (en funciones) extraigo las siguientes conclusiones:

- La única posibilidad que tiene de continuar trabajando en el palacio de Raxoi es alcanzando la mayoría absoluta. Descuenta que si el PSG y las Mareas suman más diputados tendría que irse a la oposición.

- La irrupción de Ciudadanos en el centro derecha puede ser una garantía para la pérdida de esa mayoría absoluta. Porque como ha ocurrido en otras lugares (en la Castilla- La Mancha de Cospedal sin ir más lejos) un abultado número de votos al partido de Rivera se sustancia con cero diputados.

Si ello ocurriera en la madrugada del 26 de septiembre, tendría la tentación de aceptar alguna de las buenas ofertas laborales/profesionales que todavía tiene encima de la mesa.

En cambio, si los gallegos revalidan su hegemonía en ese día tan señalado el horizonte se despejaría un tanto porque en el noroeste las brumas suelen disiparse al menor contacto con los rayos de sol.

En las carreras políticas, como en la vida misma, el alambre que separa el éxito del fracaso es tan delgado que por un quítame ahí esos votos llegas al Olimpo o simplemente te conducen directamente al averno.

Alberto Núñez Feijóo