Cuando Borrell llamó 'costurera' a Susana

Eran las 13.30 horas de la tarde del lunes 3 de octubre cuando en la pantalla de una de las muchas televisiones que Silvio Berlusconi tiene en España aparece José Borrell en cuerpo mortal, encantado de haberse conocido como siempre, para decir a Susana Díaz que el PSOE no “necesita costureras”.

El cadáver político de Pedro Sánchez, el hombre que en verdad nunca se enteró de nada, todavía humeaba en la pira levantada durante la obscena jornada del sábado 1 de octubre donde sus conmilitones hicieron méritos más que suficientes para que nadie les fíe ni preste. Se había ido a casa con los cuchillos ensangrentados y las dagas afiladas. Pero 24 horas después continuaban blandiendo sus vergüenzas.

Boabdil/Sánchez argumentaba que mantenía el escaño para “mejorar la vida de los ciudadanos” (hace falta tener cuajo) mientras su “compañera fraternal”, Martu Garrote, todo afecto socialista y consideración de clase recordaba que lo que Pedro busca es “no perder kilómetros de socialismo que hace de gorra mediante el acta de diputado”.

“Rubalcaba se fue a su plaza en la universidad y Tomás Gómez renunció a su escaño”, sentenciaba, forma como otra cualquiera de decir que el hasta hace unas horas jefe del PSOE no tiene donde caerse muerto salvo en algunas de las saunas de su suegro.

Pero siempre le quedará la fidelidad de Susana Sumelzo, la aragonesa, otra que está por cambiar el mundo mientras echará en falta la presunta solidaridad de José Borrell que se paseaba por todas las televisiones del país tratando de demostrar (antes de la derrota, naturalmente) que los resultados electorales del que le había propuesto como ministro de Asuntos Exteriores eran mejores que los de Rubalcaba y Zapatero; luego, le apuñaló en el Comité Federal.

El que fue hasta hace unas horas jefe del PSOE, Pedro Sánchez, no tiene donde caerse muerto salvo en algunas de las saunas de su suegro

La 'costurera' probablemente le hará al jacobino leridano, el mismo que no tenía reparo alguno, al parecer, en pactar con los secesionistas, un gobierno en el que él brillara con luz propia, un traje a la medida, quizá para que acuda atildadito a los consejos de administración de Abengoa, que es algo muy proletario como todo el mundo sabe. ¿Es que aquí nadie se mira al espejo?

¡Cosas del PSOE!