Largo menú (5.000 millones) para los 'hombres de negro'

En Palos Altos de semanas pasadas me detenía a informar (más que opinar) sobre la inminente llegada de los conocidos como ‘hombres de negro’ (Montoro 'dixit') que engloban a contables del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea y otros del Eurogrupo.

Pues bien, ya han llegado los primeros a los que, según me informan, se les habilitan despachos en la imponente sede del Banco de España. Los ordenadores portátiles los ponen ellos. Piden todo tipo de documentación y se entrevistan con todo quisque. Pues bien ya han aterrizado en Madrid los ocho técnicos que el FMI –Washington, Christine Lagarde– ha becado para que examinen la economía española en sus principales cuentas. Les interesan más las reformas a imponer, el propio 'impasse' político, la fuerza parlamentaria para llevar a cabo las buenas intenciones y, por último, las regulaciones que todavía están en el aire.

No se inquieten porque entre los que ahora visten de negro está Fernando Jiménez Latorre, que hasta hace poco era el número dos del ministro Luis de Guindos y que se fue hasta la capital federal norteamericana a ocupar el sillón que en principio estaba destinado a José Manuel Soria. Pero, obviamente, el resto de la delegación sabe perfectamente que Jiménez Latorre viaja en calidad de representante del Gobierno español, y entre bomberos no se van a pisar la manguera.

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José Antonio Navas Daniel Toledo

Desengáñense, salga lo que salga en el color del próximo Gobierno, lo que exigen los que prestan la guita es que en el próximo ejercicio se ahorren 5.000 millones de pesetas que no tengo ni idea de dónde los sacará el próximo ministro de Hacienda. Me da igual; lo presida uno del PP, otro del PSOE, Rivera o Pablo Iglesias. Todos saben lo que hay y, salvo cuestión de matices, no les queda otro trágala que deglutir. Llegados a este punto, añadir un corolario que desde hace cuarenta años es históricamente descriptible: hay cosas que en España solo puede hacer un Gobierno de izquierdas.

Desde Bruselas me informan de que el comisario Moscovici (socialista) y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem (socialista) están más que moscas.

Esto es lo que no se dice al pueblo. Y el pueblo sabe que no se le quiere decir.