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El XVIII Congreso del PP justo al final del invierno
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Graciano Palomo

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El XVIII Congreso del PP justo al final del invierno

Pueden aclamar a sus líderes y al mismo tiempo exigirles honradez, trabajo, honestidad intelectual y democracia

Foto: El líder del PP, Mariano Rajoy, tras ser investido en el Congreso. (EFE)
El líder del PP, Mariano Rajoy, tras ser investido en el Congreso. (EFE)

Los que afirman que el nuevo Gobierno Rajoy está pensado en clave PP pueden no andar muy descaminados. Hay alguna sutilidad en el reparto del poder que podremos sustanciar cuando en días próximos podamos leer el decreto que implanta la nueva estructura gubernamental y aledaños.

Sigo manteniendo que el Partido Popular que aspira a ser el brazo de todo el centro-derecha necesita imperiosamente proceder a una refundación para no quedarse en el partido de los “viejos” que, sin duda, no está mal y es democrático, pero tampoco es eso.

Mariano Rajoy Brey tiene la oportunidad de inaugurar desde la tranquilidad y el sosiego una nueva etapa con otros y más amplios horizontes. Sobre todo, que se compadezcan con una realidad terriblemente cambiante en la sociedad española. No debería desaprovechar una ocasión que se le ofrece ni pintada específicamente, independientemente de se quiera volver a presentar, que lo quiere, o no.

Hoy las ideologías son trasversales y uno puede no creer en el colectivismo vacuo e ineficaz (por inexistente) pero sí en los movimientos ecológicos

Vuelvo a reiterar lo dicho en otras columnas. El centro-derecha no puede vivir permanentemente en la desenfilada, huyendo de los sambenitos, siendo presa de la ira de los que blanden flamígeras llamas preñadas de antigualla y ausencia de modernidad. Hoy las ideologías son trasversales y uno puede no creer en el colectivismo vacuo e ineficaz (por inexistente) pero sí en los movimientos ecológicos y en aquellos otros que tienen en cuenta la igualdad de oportunidades a toda costa.

Uno puede entender que el socialismo comunista ha fracasado estrepitosamente (una realidad perfectamente descriptible incluso en nuestros días) pero puede convivir con que los beneficios económicos y de toda índole en un sistema liberal y libre tienen que compadecerse al mismo tiempo con las necesidades sociales básicas de otros segmentos de población que no tienen ni el mismo talento, ni las mismas oportunidades, ni la consiguiente fortuna. Y, sobre todo, que la libertad es indivisible. Progresista, insisto, viene de progreso.

Foto: El presidente Mariano Rajoy, junto a todos los miembros de su Gabinete. (EFE/EC)

A estas ideas tengo para mí que debería atender el próximo cónclave nacional del Partido Popular. Pueden aclamar a sus líderes y al mismo tiempo exigirles honradez, trabajo, honestidad intelectual y democracia.

¿Es tan difícil?

Los que afirman que el nuevo Gobierno Rajoy está pensado en clave PP pueden no andar muy descaminados. Hay alguna sutilidad en el reparto del poder que podremos sustanciar cuando en días próximos podamos leer el decreto que implanta la nueva estructura gubernamental y aledaños.

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