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La importancia de apellidarse Nadal
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Graciano Palomo

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La importancia de apellidarse Nadal

Los mellizos, con título de Harvard real o medio inventado, ya tienen el poder. Ahora se trata de demostrar que tienen fuste, ideas y determinación

Foto: Toma de posesión del ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal. (EFE)
Toma de posesión del ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal. (EFE)

Álvaro es ministro de un dicasterio con mucho poder fáctico. Alberto, secretario de Estado en una cuestión clave (Presupuestos). No está mal para tratarse de dos jóvenes mellizos con vitola fundamentalmente de “técnicos”.

Álvaro, que es el que tira del carro en la saga, tiene un secreto: cae bien a los tres que mandan, esto es, al presidente, a la vicepresidenta y al ministro que manda. Y, ¿por qué cae bien? No hace ruido; estudia los papeles hasta el paroxismo y siempre argumenta con datos y con esa boquita pintada de Harvard. Por si fuera poco, a ojos de los que deciden, sobre todo del primero de ellos, es técnico comercial del Estado. Mariano Rajoy, quizá por defecto profesional, valora mucho que se haya conseguido una oposición en los altos cuerpos de la administración del Estado. Claro, que también lo es José Manuel Soria.

Ahora que en Estados Unidos el pueblo llano ha terminado con las sagas políticas de un “trumpazo”, se inaguran aquí otras. Lo realmente aleccionador para aquellos que desean dedicarse a la política profesionalmente, el caso de los Nadal les viene a confirmar, al menos en el centroderecha, que antes de dedicarse al servicio público hay que tener techo bajo el que cobijarse. Esto tan elemental parece no entenderlo alguno. Y luego pasa lo que pasa, por ejemplo, a algunos dirigentes del PSOE que tras jurar que el no es no y reiterar su lealtad a Pedro Sánchez para todas las estaciones, con un mero soplo del viento en dirección contraria argumentan que la mamandurria es la medida de todas las cosas.

Los Nadal, con título de Harvard real o medio inventado, ya tienen el poder. Ahora se trata de demostrar que tienen fuste, ideas y determinación.

Porque no podemos seguir instalados en la confusión. Esto es, mimetizar valor y precio. O precio y valor.

Álvaro es ministro de un dicasterio con mucho poder fáctico. Alberto, secretario de Estado en una cuestión clave (Presupuestos). No está mal para tratarse de dos jóvenes mellizos con vitola fundamentalmente de “técnicos”.

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