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Ante la última legislatura de Rajoy
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Graciano Palomo

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Ante la última legislatura de Rajoy

El presidente afronta sus últimos cuatro años ante un cúmulo de circunstancias nuevas que mostrarán si se trata de una caricatura de Aznar o si, por el contrario, es alguien más sólido y de fuste

Foto: El presidente Mariano Rajoy, en el palacio de la Moncloa. (Reuters)
El presidente Mariano Rajoy, en el palacio de la Moncloa. (Reuters)

Ni creo que lo desee ni creo que tampoco sea posible, aunque en este chollo de la vida lo imposible no existe. El presidente Rajoy afronta su segunda legislatura enfrentado a un cúmulo de circunstancias nuevas que nos darán la medida de si el jefe del Gobierno es esa caricatura que algunos llevan pintando desde que fue nominado por Aznar a título de sucesor o, por el contrario, se trata de un tipo mucho más sólido y de fuste.

Amén de los grandes asuntos que todo el mundo conoce –déficit, Seguridad Social, envite independentista, necesidad imperiosa de crecimiento económico y un largo etcétera–, Mariano Rajoy se enfrenta a un cuadro político en el que destaca su debilidad parlamentaria, por ende, la dependencia de terceros en su quehacer cotidiano gestionando las cosas del común y del comer.

Hay un tema, sin embargo, inédito. Desde el inicio de la Transición ningún presidente en ejercicio ha podido dejar el poder a su sucesor dentro de las propias filas partidarias. Es verdad que Adolfo Suárez testó en favor de Leopoldo Calvo Sotelo que era de UCD pero este nunca ganó unas elecciones. Tuvo que ceder los trastos a Felipe González tras su arrollador triunfo con más de 10 millones de votos y sus 202 diputados. Este tuvo que dejarle el sillón a José María Aznar en 1996 y en el 2004 Rodríguez Zapatero a Rajoy.

De modo que es una asignatura pendiente dentro de la democracia española. ¡Un sucesor natural…! Claro que tampoco Barack Obama lo ha podido hacer con Hillary Clinton…

Es el otro reto de Mariano aunque tengo para mí que no está dentro de sus prioridades más perentorias.

Ni creo que lo desee ni creo que tampoco sea posible, aunque en este chollo de la vida lo imposible no existe. El presidente Rajoy afronta su segunda legislatura enfrentado a un cúmulo de circunstancias nuevas que nos darán la medida de si el jefe del Gobierno es esa caricatura que algunos llevan pintando desde que fue nominado por Aznar a título de sucesor o, por el contrario, se trata de un tipo mucho más sólido y de fuste.

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