Internacional populista: Trump en versión española

Dicen los clásicos que los enrabietados de ayer son los moderados de hoy en cuanto el poder cae en sus manos. El 'fenómeno Trump' ha sido ya tan diagnosticado que produce melancolía volver a recordar –además, no soy ningún especialista– las causas y las consecuencias.

Solo un dato me permito al socaire del “movimiento” transversal que se ha producido en el hasta hoy líder del mundo libre. Hace tan solo unos días, Donald le dijo a la cara a su contrincante que nombraría un fiscal especial para meterla entre rejas. Horas después pedía a sus 'hooligans' reconocer en la secretaria de Estado a una mujer de valor que había rendido grandes servicios a la nación americana. Hace tan solo unas semanas el multimillonario –mucho menos de lo que presume– había dicho que el presidente Obama había dejado a USA como una prenda interior femenina. El jueves le rindió homenaje y recordó que estaba ante un “hombre bueno”.

Alfredo Menéndez pregunta si creo que el triunfo de Trump favorece o perjudica a Podemos aquí en España. La verdad es que no tengo ni idea pero sí que el recurso del miedo de los instalados –al fin y al cabo Hillary es una progre de pacotilla que pregona el recurso a los pobres y luego vive como una acaudalada– ya no sirve. Si no ha servido en el teórico país del liberalismo, primera potencia del orbe (por ahora) y con un 5% de paro, cómo va a servir en España que tiene más de un 20% y un ejército de parias?

Esto es a mi juicio lo que deberían tener presente los que creen que los tiempos no están cambiando y que Bob Dylan no es premio Nobel de Literatura. Dicho lo cual reiterar que las promesas desde fuera del poder son generalmente bravuconadas que se deshacen como el hielo del Perito Moreno.

Se promete cambiar las cañerías y al final se hacen remiendos de coyuntura al socaire de lo que hay.

¡Ah! Se me olvidaba: en el caso que nos ocupa 'The New York Times' pierde; la tele, gana.

¿Me pillan?