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Urkullu, el realizable
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Graciano Palomo

Palo Alto

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Urkullu, el realizable

Se ha apuntado al “realismo político, la verdad y el trabajo”. No hay otra fórmula. Y es de agradecer. A partir de ahí todo lo que se pueda arramblar de la malvada España será bienvenido

Foto: Íñigo urkullu es reelegido lehendakari. (EFE)
Íñigo urkullu es reelegido lehendakari. (EFE)

Iñigo Urkullu, revalidado en Ajuria Enea, lo tiene claro. Salvo cuando los zarpazos de los proetarras hacen algunas de las suyas, el País Vasco ha dejado de ser noticia a diario como corresponde a un territorio con poco mas de dos millones de habitantes frente a los 47 de España y los 500 de la Unión Europea.

Urkullu, que se autodefine como un hombre realista que no ha caído “ni caeré en planteamientos irrealizables e insostenibles”, sabe que la posición económica y fiscal del territorio que gobierna no es asumible por los postulados de la Unión. Por ello, se aplica en el 'virgencita, virgencita…'. Al día de hoy, el aporte económico del País Vasco a la caja común española ni siquiera daría para mantener el espectacular aeropuerto de Sondica y a duras penas para pagar las pensiones de los vascos. Y sabe también, por todo lo ocurrido, que plantar cara a dos poderosos estados no le conduciría más que al averno.

Foto: Cartel de Iñigo Urkullu durante las elecciones. (Reuters)

De ahí que se haya apuntado al “realismo político, la verdad y el trabajo”. No hay otra fórmula. Y es de agradecer. A partir de ahí todo lo que se pueda arramblar de la malvada España será bienvenido.

Entiendo perfectamente en este contexto de gran tribulación para el Estado que tanto su jefe como su primer ejecutivo vean con buenos ojos al 'lehendakari' y se apresten a utilizarle como un elemento de unidad para ir tirando basados en la “excepción foral”. Excepción foral que es a lo que aspiraba Cataluña antes de que los convergentes decidieran tirarse al monte. Sucedió entonces que, ante las peticiones de Artur Mas a Rajoy, el jefe del Gobierno tuvo conocimiento de que sus propios “barones” iban a pedir exactamente lo mismo.

Alguien ha recordado estos días a propósito de la reelección de Urkullu aquel sucedido en los albores de la Revolución francesa en 1790 cuando un grupo de rurales revolucionarios al sospechar de un hombre bien ataviado que transitaba por su distrito le obligaron a gritar "¡Vive la nation!”.

Seguidamente le explicaron lo que era la 'nation'.

Iñigo Urkullu, revalidado en Ajuria Enea, lo tiene claro. Salvo cuando los zarpazos de los proetarras hacen algunas de las suyas, el País Vasco ha dejado de ser noticia a diario como corresponde a un territorio con poco mas de dos millones de habitantes frente a los 47 de España y los 500 de la Unión Europea.

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