El gran viaje del 'peronismo rociero'

La suerte ya está echada. La frase es una dirigente socialista andaluza para referirse a su compañera de militancia y amiga personal, Susana Díaz. La liquidación de Pedro Sánchez se perpetró cuando ya se disponía de una hoja de ruta perfectamente planificada que se está cumpliendo milimétricamente desde aquel infausto sábado de pasión.

El objetivo parece claro: neutralizar las posibles amenazas del “efecto Sánchez” aunque tampoco le concede mayor importancia y, sustancialmente, cubrir los flancos más débiles de la poderosa lideresa andaluza iniciado con un cambio de imagen personal. Los baños de masas llegarán este mismo mes en Jaén. Ya es una fija en todos los programas televisivos de audiencia nacional.

Desde el punto de vista político, Susana tiene la ventaja de presidir Andalucía, lo que le concede un plus en su relación con el poder gubernamental cerca de Mariano Rajoy —que también está dispuesto a echarle una mano— y en lectura interna amarrar las maromas que le unen con los auténticos barones del PSOE, tan decisivos en el congreso del próximo verano. De hecho, ya ha muñido un acuerdo tácito con el PSC catalán y su líder Miquel Iceta.

Está sentada sobre un formidable caladero de votos y su impronta en el aparato no deja lugar a dudas. Ha sumado a su causa desde González hasta Rubalcaba

Tiene un hándicap considerable, según los expertos, incluso entre los que le son más afines. “Es como la cerveza Cruzcampo, que se bebe mucho en Andalucía pero no termina de triunfar en Madrid…”. Podría ser que su discurso no cruza definitivamente Despeñaperros arriba, donde se nota ausencia de planteamientos de fuste que abran hueco en la alicaída socialdemocracia patria. Se mantiene en una exaltación de lo andaluz, en un intento de gestionar los despojos del antiguo imperio socialista… Lo que se ha definido como “peronismo rociero”.

Todo lo que se quiera, pero está sentada sobre un formidable caladero de votos y su impronta en el aparato no deja lugar a dudas. Ha sumado para su causa desde Felipe González hasta a Alfredo Pérez Rubalcaba, que continúa al frente del llamado “comando Prisoe”. En realidad, dicen algunos de los que forman su particular “guardia de corps”, el único nombre que hubiera podido inquietarle era Josep Borrell, ya hundido después de que fuera estafado en internet. ¿Alguien en su sano juicio confiaría la suerte del PSOE y eventualmente la de España a un engañado de forma tan estulta?

¡Pues eso!