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Los daños colaterales de Soraya en Cataluña
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Graciano Palomo

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Los daños colaterales de Soraya en Cataluña

Muchos catalanes no entienden esos intentos de aproximación del Gobierno y del PP a los secesionistas y temen que no sirva para nada

Foto: La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (EFE)
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (EFE)

El rally que viene desarrollando la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en Cataluña, tras la constitución del nuevo Ejecutivo busca, esencialmente, devolver la presencia del Estado, es decir, de España, en ese territorio donde durante cuarenta años de restauración democrática solo había un partido ganado de antemano. Con buen criterio político, el presidente Rajoy encomendó a su numero dos en el Gobierno que se pusiera manos a la obra para intentar desactivar la enorme bomba de neutrones que significa la amenaza rupturista catalana. Lo ha hecho con la finura de una abogada del Estado y mujer castellana pero la aproximación a los secesionistas conlleva también sus riesgos.

Los héroes civiles que han mantenido contra viento y marea la presencia española en Cataluña durante las cuatro largas y penosas décadas y que han arropado sin muchos argumentos las posiciones del Partido Popular no salen de su asombro y, en algunos casos, de su indignación. No entienden esos intentos de aproximación del Gobierno y del PP a los secesionistas. No lo entienden porque creen que aunque se bajen los pantalones hasta el tobillo no conseguirán nada. Y lo que no desean en modo alguno es que su esfuerzo y sacrificio en territorio comanche se tire por la borda y, al fin y a la postre, no sirva para absolutamente nada.

Me dicen que este peligro se ha detectado convenientemente en Moncloa y en Génova 13. Por ahí anda el bueno de García Albiol tratando de apagar algunos fuegos iracundos que estallan bajo el prestigio de la vicepresidenta. Por el momento, se ha alcanzado alguna paz y el compromisos de esos ciudadanos españoles en Cataluña para continuar al pie del cañón bajo la garantía de que no se rendirán las banderas y que lo que fue seguirá siendo.

Pero se ha lanzado un serio aviso al Gobierno. ¡Ojo que aquí nadie se chupa el dedo!

El rally que viene desarrollando la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en Cataluña, tras la constitución del nuevo Ejecutivo busca, esencialmente, devolver la presencia del Estado, es decir, de España, en ese territorio donde durante cuarenta años de restauración democrática solo había un partido ganado de antemano. Con buen criterio político, el presidente Rajoy encomendó a su numero dos en el Gobierno que se pusiera manos a la obra para intentar desactivar la enorme bomba de neutrones que significa la amenaza rupturista catalana. Lo ha hecho con la finura de una abogada del Estado y mujer castellana pero la aproximación a los secesionistas conlleva también sus riesgos.

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