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El pulso a Cospedal liquida a Trillo
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Graciano Palomo

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El pulso a Cospedal liquida a Trillo

El viejo conspirador se dio cuenta de que estaba liquidado en el momento en que Rajoy apoyó a su ministra, aunque pudo tener su momento de gloria desde el palacete de Londres

Foto: Federico trillo deja su puesto como embajador de España en Londres. (EFE)
Federico trillo deja su puesto como embajador de España en Londres. (EFE)

El problema de los viejos roqueros de la política —casi igual que en el ejercicio profesional del periodismo— es que resulta difícil percatarse de que el tiempo de uno ha finiquitado.

Es el caso de Federico Trillo que debió pensar que el PP del Rajoy actual (al que rindió grandes servicios en el congreso de Valencia) es el mismo que cuando ambos eran 'primus inter pares' bajo la bota de Aznar.

Agarró un inmenso cabreo cuando se enteró de que la flamante ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, recibió a los familiares del Yak-42 e intentó desde Londres mostrar su malestar al primer ministro, que es, al final, el que decide en todos los asuntos. Rajoy apoyó a su ministra —¡faltaría más!— y en ese momento el viejo conspirador se dio cuenta de que estaba liquidado. Lo estaba de antemano, pero todavía habitando el palacete de Belgravia Square podía tener su minuto de gloria mediante el numantino gesto de dimitir.

Foto: Federico Trillo en una imagen de archivo. (EFE)
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Al igual que a Trillo les ha sucedido a otros dirigentes populares cuando han echado un pulso a Cospedal. Antes y ahora.

Alguien me recordará su pretendido enfrentamiento con otra abogada del Estado que tiene despacho en el Complejo de la Moncloa. Y responderé que nunca hubo pulso alguno entre ambas. Hubo y hay reticencias y braserillos revueltos en sus respectivos círculos interiores atizados generalmente por damas jóvenes y ambiciosas. Pero tanto Soraya como María Dolores son lo suficientemente prácticas y astutas como para no confundir valor y precio.

Por eso Rajoy sostiene a las dos.

El problema de los viejos roqueros de la política —casi igual que en el ejercicio profesional del periodismo— es que resulta difícil percatarse de que el tiempo de uno ha finiquitado.

María Dolores de Cospedal Reino Unido Mariano Rajoy