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Un zamorano, referencia orgánica del PP
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Graciano Palomo

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Un zamorano, referencia orgánica del PP

El alcalde de Casaseca de las Chanas será ascendido en los galones aunque continuará en la misma planta de la oficina central de Génova 13

Foto: Conferencia de Fernando Martínez-Maillo. (EFE)
Conferencia de Fernando Martínez-Maillo. (EFE)

Fernando Martínez-Maillo tiene, quizá, el perfil más “marianista” de todos los que conforman la alta dirección popular. Duro, correoso, práctico, distingue entre el discurso lírico y la gobernanza diaria de una formación enorme (800.000 militantes) donde cada uno es hijo de su padre y nieto de su abuela, con sus ambiciones y sus objetivos personales.

De los cuatro jinetes del apocalipsis (Maroto, Levy, Casado y el propio Maillo, que arribaron a la cúpula PP cuando parecía que todo se iba al fondo de la sima), el zamorano fue puesto en un lugar clave de la gobernación de la grey popular cuando los incendios se sucedían uno tras otro: Valencia, Madrid, Castilla y León, País Vasco, etc. En poco tiempo, Martínez-Maillo, cuya auténtica vocación es la de ser alcalde de su pueblo, que lo es (Casaseca de las Chanas –400 habitantes–), se constituyó en referencia orgánica dentro del complejo entramado organizativo. Tuvo que merendarse dos elecciones generales, algo sobre lo que no existía praxis, obviamente, en Génova 13.

Lo más duro para el férreo zamorano llegó en las primeras horas del alba del 24 de noviembre del 2016 cuando se enteró de la muerte de Rita Barberá. Martínez-Maillo había tenido sus más con la fogosa alcaldesa valenciana no solo por su caso personal, sino también por todo lo que ocurrió en aquella comunidad autónoma, donde el PP sufrió una de las crisis más profundas de toda su existencia por los devenidos casos de corrupción y otros menesteres ampliamente conocidos. Tuvo que enfrentarse a muchos 'quejíos' internos por lo que algunos consideraban trato injusto hacia uno de los iconos del partido.

Ahora será ascendido en los galones aunque continuará en la misma planta de la oficina central. Hay coincidencia general, aunque no unanimidad, de que se los ha ganado. Lo difícil en este tipo de procesos es la práctica diaria en el ejercicio del poder. Porque para vestir a un santo hay que desvestir a otro.

Fernando Martínez-Maillo tiene, quizá, el perfil más “marianista” de todos los que conforman la alta dirección popular. Duro, correoso, práctico, distingue entre el discurso lírico y la gobernanza diaria de una formación enorme (800.000 militantes) donde cada uno es hijo de su padre y nieto de su abuela, con sus ambiciones y sus objetivos personales.

Fernando Martínez-Maillo Mariano Rajoy