Rajoy entra por Versalles en el directorio europeo

Mariano Rajoy es un tipo con suerte. Me refiero a su carrera política, porque supongo que en su vida personal habrá de todo, como cualquier paisano que los pies se vista.

El presidente francés François Hollande le invitó el pasado lunes durante la reunión bilateral entre España y Francia celebrada en la ciudad de Málaga personarse en calidad de primer ministro español en la cumbre a cuatro que se celebrará en el Palacio de Versalles, el próximo día 6 de marzo.

No es una mala noticia ni para el presidente ni para el país que representa. Estará junto a la canciller Merkel, el anfitrión Hollande y el nuevo primer ministro italiano tras la marcha de Renzi, que impidió anteriormente que España se incorporara entre las potencias europeas.

En realidad, este tipo de encuentros le importan una higa a la mayoría de los españoles, quizá por desconocer que es donde realmente se corta el bacalao. Dicho encuentro versallesco se produce justamente tres días antes de que lo haga el Consejo Europeo. Sin Europa, el averno.

En lectura netamente española hay que decir que el presidente se reivindica a sí mismo y reivindica, de paso, a España, que ha hecho los deberes

Hace 60 años que se puso en marcha la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), justamente en el mes en que tiene que activarse el desenganche del Brexit en una de las decisiones más antihistóricas que se recuerdan en tiempos de paz, como muy bien ha dejado señalado el 'expremier' Blair.

En lectura netamente española hay que decir que el presidente se reivindica a sí mismo y reivindica, de paso, a España, que ha hecho los deberes, con el esfuerzo contundente de sus pobladores. Renzi siempre le puso la proa porque pretendía que Italia representara en ese triunvirato que mandan en los destinos de Europa en exclusiva al sur del continente. Pues miren por dónde, Renzi se pudre políticamente y Rajoy ha resucitado. ¡Ironías del destino!

Lo que el cuarteto de potencias debe hacer es salvar Europa. Incluso salvarla de sí misma y de sus dirigentes. Y recordarle a Trump que, por muy presidente que sea de EEUU, Europa sigue siendo Europa y lo seguirá siendo por todas las Le Pen que existan y todos los holandeses errantes que pululen por un espacio extraordinario de libertad y progreso.

Mariano, ¡lánzate de una vez, 'carallo'!