Susana aprieta el acelerador del autobús
Mientras el PSOE se encabrona con el 'tramabus' de Pablo Iglesias –que ha sido un éxito mediático incuestionable-, Susana Díaz no quiere esperar al 21 de
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Mientras el PSOE se encabrona con el 'tramabus' de Pablo Iglesias -que ha sido un éxito mediático incuestionable-, Susana Díaz no quiere esperar al 21 de mayo (día de las primarias) para dejar claro quién va a mandar en el Partido Socialista.
Fue la última de los candidatos en anunciar su objetivo de convertirse en lideresa nacional del PSOE, pero quiere ser la primera en decantar la contienda presentando un alud de avales que cuarteen la voluntad de los partidarios de Pedro Sánchez y Patxi López. Este último debe sentirse ninguneado por su antiguo jefe Sánchez; Pedro debe saber algo acerca de un pacto tácito entre la andaluza y el vasco para conducirse de esa guisa.
Sánchez y su equipo creen que el hecho de que Susana les triplique en avales (el plazo termina el 4 de mayo ) no significa que al final tenga más votos. Algo si significará, digo yo. Si logra apabullar con su número de avales, es razonable que esa demostración de fuerza tenga un efecto de arrastre claro dentro de la cuarteada y despistada familia socialista.
Lo sustancial, mis queridos amigos, en la eterna, larga e inacabable pugna socialista está en la elección, sin duda. Pero no por argumentos meros 'ad hominem', sino porque esa elección afecta de plano al 'statu quo' político de la Nación. Si gana Pedro Sánchez, y salvo que gire espectacularmente de nuevo, la disolución de las Cámaras estará servida. Lo sabe y lo dice con toda claridad -¡que ya es decir!- Mariano Rajoy.
Mientras no haya líder, ni equipos justificados, no podemos esperar ni proyectos, ni ideas, ni siquiera ambiciones de tipo alguno.
¡El lío continúa!
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