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El héroe que nos sobrecoge
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Graciano Palomo

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El héroe que nos sobrecoge

Tras el terrible atentado de Londres, Ignacio Echeverría es ya un mártir que dio su vida a cambio de nada. Su historia es ya una historia universal 'made in Spain'

Foto: España se solidariza con la familia Echeverría y espera la repatriación del cadáver. (EFE)
España se solidariza con la familia Echeverría y espera la repatriación del cadáver. (EFE)

He conocido a lo largo de mi vida profesional lo más abyecto de la condición humana y también lo más excelso de la misma.

El atentado terrorista del sábado 3 de junio en Londres nos permitió tener conocimiento de una historia que rompe con esa corrección política tan al uso de no meterse en fregaos cuando nos puede salpicar. El primer dato es lo sustancial: un joven de carrera prometedora que da su vida por salvar a alguien que ni siquiera conoce. El gesto ocurre en medio de una sociedad de principios 'amarrateguis' donde nadie da la cara por nadie y casi todo el mundo suele poner a buen recaudo su trasero.

Todos los ingredientes de la gran historia de Ignacio Echeverría lo convierten en ese hijo que todos deseamos tener. En ese hermano que nos hubiera gustado compartir; en ese compañero al que la suerte no desvió poner en el mismo banco de la escuela.

Ignacio se fue con majestuosidad y nosotros seguimos aquí chapoteando a diario en medio de la indecencia, la vulgaridad y lo mediocre

Solo una persona que cree (en algo) es capaz de hacer un requiebro a la vida y a la muerte como el que hizo el joven licenciado en Derecho en una terrible tarde londinense. Viene ello también a poner en cuestión algo que parece ir de suyo a anatemizar globalmente a las nuevas generaciones que, al parecer, solo estaban interesadas por los porros y los cubatas. Parece que no a todos

Comprendo que la columna vertebral de los españoles se haya estremecido estos días al conocer la historia del joven Echeverría. Un país y una sociedad deshilachada por la falta de referencias básicas que, finalmente, se une entorno a un héroe sorprendente y sorpresivo que surge de entre nuestras filas con toda la sencillez y grandeza de una familia que supo hacer de Nacho precisamente eso, un héroe. Sin aspavientos, sin huecas alharacas. Él se fue con majestuosidad y nosotros seguimos aquí chapoteando a diario en medio de la indecencia, la vulgaridad y lo mediocre.

Si la palabra escrita pudiera inclinarse, hoy lo haría en este papel digital con toda la solemnidad posible. En medio de tanto detritus, de tanto vuelo rasante, de tanto proceder burdo, la muerte grandiosa de Ignacio Echeverría me reconcilia con el hecho simple de pertenecer a la misma nación que él y de haber bebido en los mismos valores. Un mártir que dio su vida a cambio de nada. Su historia es ya una historia universal 'made in Spain'.

He conocido a lo largo de mi vida profesional lo más abyecto de la condición humana y también lo más excelso de la misma.

Atentado en Londres Reino Unido