Iglesias, las bases, Junqueras y Roures

Siempre he considerado como un “input” tan necesario como imprescindible en la vida política la determinación y el arrojo. Diría que incluso en la vida en general, independientemente de cuál sea el dicasterio al que uno consuma su tiempo. Desde que inició su sprint maratoniano hacia el poder –que es su objetivo- Pablo Iglesias ha demostrado con creces que esos dos ingredientes los tiene a toneladas. Ignorar lo anterior lleva a determinados colegas y a sus adversarios políticos (especialmente los internos) a conclusiones falsas.

Iglesias pone el piloto automático y tira hacia adelante inmune a la doble pregunta -¿recibió financiación de Venezuela e Irán?-, a las declaraciones escandalosas de otros tiempos, a las dudas de sus conmilitones sobre cuestiones estratégicas y a los errores de ayer y de hoy. Le importa un bledo. Su objetivo es el poder. Punto. Lo de los reglamentos internos modificados “ad hoc” es una bagatela en su devenir porque es consciente de que Podemos es Pablo Iglesias y si se me apura, algo Monedero.

Algunos se mesan los cabellos ante el conocimiento de que hace algunas fechas asistió a una cena en el domicilio de Jaume Roures solicitado expresamente por el hombre fuerte del secesionismo, Oriol Junqueras, que vería en Pablo Iglesias–según algunas versiones- un aliado esencial en su cruzada rupturista. Ambos se necesitan.

Me malicio, para desgracia del vicepresidente catalán, que si intenta sacar beneficio de Iglesias Turrión a cambio de nada se equivoca de medio a medio. Podemos y sus confluencias ganaron las elecciones municipales en Barcelona y es la tercera fuerza en el Congreso de los Diputados. ¡Do ut des!

Lo único que sé leyendo a Max Weber, Karl Marx y Norberto Bobbio es que resulta imposible ser de izquierdas y nacionalista. Lo diría Pio Baroja cuando escribió aquello de pensamiento y… ¡Vivir para ver!