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Rajoy, el correoso
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Graciano Palomo

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Rajoy, el correoso

Con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias aparentemente conjurados contra el presidente del Gobierno, Rajoy rebota las flechas envenenadas como si se disparasen o dispararan al corazón de Aquiles

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)

Como acreditó Aitor Esteban con fina coña euskalduna -¡qué ya es decir!- el pleno extraordinario del pasado día 30 de agosto solo sirvió para gastar dinero al contribuyente. Lo dice uno de sus beneficiarios; el reproche no llega desde los millones de paganos a la Agencia Tributaria que dan mucho más de lo que reciben.

Pablo Iglesias y Pedro Sánchez parece que se han conjurado para desalojar a Mariano Rajoy del poder. Están, desde luego, en su derecho democrático a intentarlo. Lo más barato, razonable y eficaz, sería, sin duda, ganar unas elecciones y, como mínimo, sacar un voto más que el adversario, en este caso “enemigo”, según parece. Visto lo comprobado, no parece fácil por mecanismos parlamentarios (legítimos y democráticos) apear a Rajoy del palacio de la Moncloa. En circunstancias políticas y personales muy difíciles y con una debilidad parlamentaria manifiesta, el gallego rebota las flechas envenenadas como si se disparasen o dispararan al corazón de Aquiles. Se lo advirtió en román paladino Albert Rivera a Margarita Robles, la que no tiene partido. Esta compró la mercancía, pero al final decidió Pedro Sánchez, como es de menester en una formación como el PSOE.

placeholder La portavoz parlamentaria socialista, Margarita Robles. (EFE)
La portavoz parlamentaria socialista, Margarita Robles. (EFE)

Tampoco logro entender la euforia de las mesnadas rajonianas. Es un hecho descriptible que MR es un parlamentario con recursos, escurridizo, hábil y rematador. Está en el mejor sitio y a la vez en el peor momento. No habrá tregua ni relajo para él. Los que tratan de mandarle al Inem han calculado mal su capacidad de resistencia. Sin embargo, sería absurdo creer en su invulnerabilidad. Es un boxeador que recibe miles de golpes; directos al mentón; enrevesados al hígado y algún que otro golpe bajo. Corre el riesgo de que alguno de ellos le alcance de plano.

Rajoy ha roto el viejo dicho táctico teutón de que un buen ataque es siempre mejor que una magnífica defensa.

Hasta que llegue el golpe definitivo.

Como acreditó Aitor Esteban con fina coña euskalduna -¡qué ya es decir!- el pleno extraordinario del pasado día 30 de agosto solo sirvió para gastar dinero al contribuyente. Lo dice uno de sus beneficiarios; el reproche no llega desde los millones de paganos a la Agencia Tributaria que dan mucho más de lo que reciben.

Mariano Rajoy Aitor Esteban