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El crecimiento de Pedro Sánchez
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Graciano Palomo

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El crecimiento de Pedro Sánchez

El posicionamiento del líder socialista sin ambages en la línea constitucional y un perceptible esfuerzo en la socialdemocracia es una de las lecciones aprendidas tras su rocambolesca defenestración

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

El desafió no es solo para Mariano Rajoy. También para todos los que aspiran a sentarse en el sillón de primer ministro. Pedro Sánchez, tras una corta pero abigarrada travesía por el desierto, es uno de ellos. Su posicionamiento sin ambages en la línea constitucional y un perceptible y descriptible 'aggiornamento​' en la pura y dura socialdemocracia es una de las lecciones aprendidas después de su rocambolesca defenestración y la rutilante vuelta al poder PSOE.

Claro que necesita recuperar los votos que se fugaron a las filas de Pablo Iglesias; al mismo tiempo necesita amarrar los votos de centro-izquierda porque de lo contrario no podrá muñir jamás (al menos por ahora y dado el paisaje conocido) una alternativa creíble de poder alternativa al centro-derecha. No lo tiene fácil, desde luego, pero es posible.

placeholder Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa, junto a Pedro Sánchez. (EFE)
Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa, junto a Pedro Sánchez. (EFE)

Al margen de que el PSOE siempre ha sido un partido netamente “jacobino”, es decir, partidario de un Estado fuerte para llevar a cabo la redistribución y la ascética de la igualdad. Cuando la izquierda reivindica el nacionalismo siempre pierde al margen de la contradicción insuperable que supone autodefinirse como de “izquierdas” y defender la pequeñez del territorio mucho más en los tiempos de la globalización total e irreversible. Iceta lo ha dejado claro en el reciente esperpento del Parlament.

Ni es el vende patrias que algunos interesadamente pregonan ni es el Bakunin que otros dibujan

Siempre defendí a Sánchez porque le conozco. Ni es el vende patrias que algunos interesadamente pregonan ni es el Bakunin que otros dibujan. Otra cosa es que haya cometido errores producto más de la levitación personal que de postulados ideológicos definidos.

Se supone que Pedro Sánchez aspira a convertirse en primer ministro. Y supongo que querrá serlo de toda España no solo de las dos Castillas, Andalucía y Extremadura. Porque si el sueño equinoccial de los independentistas se sustanciara, a lo máximo que podría aspirar a ser es un 'lehendakari', y no del país que es y representa la cuarta potencia europea, con presencia en todos los grandes foros internacionales.

Tiene tiempo por delante y sabido es que una golondrina nunca hace verano.

El desafió no es solo para Mariano Rajoy. También para todos los que aspiran a sentarse en el sillón de primer ministro. Pedro Sánchez, tras una corta pero abigarrada travesía por el desierto, es uno de ellos. Su posicionamiento sin ambages en la línea constitucional y un perceptible y descriptible 'aggiornamento​' en la pura y dura socialdemocracia es una de las lecciones aprendidas después de su rocambolesca defenestración y la rutilante vuelta al poder PSOE.

Pedro Sánchez Mariano Rajoy