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Graciano Palomo

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La batalla de Madrid

La alta dirección de Podemos quiere que se presente de nuevo Manuela Carmena, aunque está sumamente reticente e incluso ha ofrecido un nombre de su mismo perfil para sustituirle en el cartel

Foto:  La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)

Madrid, se pongan como quieran, continúa siendo el rompeolas de todas las Españas. Su alcaldía es y representa, fácticamente, mucho más que cualquier ministerio, si exceptuamos el de Hacienda. Pablo Iglesias tras la llegada de Manuela Carmena al palacio de Cibeles creyó ver abierto el cielo del poder sin necesidad de asalto alguno, máxime cuando en Barcelona cogía la vara de mando una tal Ada Colau, famosa por su lucha contra los desahucios, perpetrando en ese ejercicio no pocos sucedidos de los que ahora se abochorna. Pero le fue extraordinariamente rentable.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuente, conversa con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)

Si Podemos y sus múltiples confluencias (a leche limpia por la mamandurria) son desalojados del poder de la capital, entonces lo de Iglesias Turrión fue un espejismo. Queda poco tiempo. La alta dirección de Podemos quiere que se presente de nuevo Manuela Carmena que está sumamente reticente e incluso ha ofrecido un nombre de su mismo perfil para sustituirle en el ticket electoral.

El PSOE piensa en Cristina Narbona, una mujer de mucha experiencia de poder y en la línea de Pedro Sánchez. No es excesivamente conocida por el gran votante madrileño. Siempre he escrito que el Partido Socialista tiene un chollo con Ángel Gabilondo. Resultaría un alcalde magnífico y contaría con la aquiescencia de mucha gente autoconsiderada de centro. Un lujo de sensatez, moderación y sentido práctico.

placeholder La presidenta del PSOE, Cristina Narbona. (EFE)
La presidenta del PSOE, Cristina Narbona. (EFE)

En Ciudadanos aparece Begoña Villacís, que lo está bordando. Tiene todos los ingredientes para obtener un magnífico resultado e, incluso, para ser el mirlo blanco en un gobierno de coalición municipal. Desprecio en este artículo cuestiones absurdas e interesadas, por deleznables, que me llegan respecto a la gran dama naranja.

Por último, está el PP que ganó las últimas elecciones con Esperanza Aguirre como apuesta. Todo indica, queda poco tiempo insisto, que el candidato será Pablo Casado que cuenta con el marianismo, los despojos del aznarismo y la decidida voluntad de la presidenta Cristina Cifuentes, que se ha hecho con el mando en Madrid.

El PSOE tiene un chollo con Ángel Gabilondo. Sería un alcalde magnífico y contaría con la aquiescencia de mucha gente autoconsiderada de centro

Casado tiene muchas ventajas en la actual coyuntura para un partido tan castigado como el PP. Para ganar una elección de tamaña naturaleza, la experiencia me dice que hay que tener guillotina afilada como las ratoneras. No sirve el guante de raso.

Creo.

Madrid, se pongan como quieran, continúa siendo el rompeolas de todas las Españas. Su alcaldía es y representa, fácticamente, mucho más que cualquier ministerio, si exceptuamos el de Hacienda. Pablo Iglesias tras la llegada de Manuela Carmena al palacio de Cibeles creyó ver abierto el cielo del poder sin necesidad de asalto alguno, máxime cuando en Barcelona cogía la vara de mando una tal Ada Colau, famosa por su lucha contra los desahucios, perpetrando en ese ejercicio no pocos sucedidos de los que ahora se abochorna. Pero le fue extraordinariamente rentable.

Manuela Carmena