Sánchez se tambalea

No tenemos suerte con ese joven exjugador de baloncesto que creíamos podía llegar a ser un hombrecito. Da un paso adelante y seis atrás. Tengo mis dudas de que quiera dormir en el palacio de la Moncloa, aunque tenga mayordomo gratis.

Veamos. Después del 'no es no' y varios meses viajando en su utilitario, Pedro Sánchez ganó en buena lid el despacho de Ferraz frente a las pretensiones de la teóricamente mucho más fuerte y dotada en apoyos andaluza Susana Díaz. Al fin y al cabo, el asunto se sustanciaba en no abrir el paso a Mariano Rajoy o no volver a repetir elecciones generales. Visto desde la perspectiva del tiempo transcurrido, el asunto aparece como una bagatela ante el quilombo actual.

Ahora la cuestión no es de mera coyuntura. Ahora lo que se está dilucidando es la supervivencia del Estado o su liquidación. Cuando el leviatán enseñó su bigote en el Parlament, Sánchez se fue a ver a la Moncloa a su adversario en función de primer ministro y se ofreció. Normal, sensato y lógico, máxime en un aspirante a ocupar ese despacho. Lo que nadie podía prever es que por un 'quítame ahí esas hostias' –algunas de las cuales no fueron tales y, en cualquier caso, al uso entre los antidisturbios de los países civilizados– giró en redondo y dio pábulo a los que desean que sea presidente de las dos Castillas, Andalucía y lo que quede de España.

Su decisión, anunciada con la voz atiplada de su portavoz parlamentaria, cayó como una bomba entre sus mesnadas; no se puede olvidar que una de las señas históricas de identidad del PSOE es el 'jacobinismo', esto es, un Estado fuerte. Alfonso Guerra, Felipe González, Javier Lambán, Fernández-Vara, José María Barreda y Susana Díaz explotaron, evidenciando el cuarteo de calado en el que chapotea el Partido Socialista, que es absolutamente vital en estos momentos.

Hace tan solo unas horas le ha llegado una extensa carta suscrita, entre otros, por Julián García-Vargas, Luis Fajardo Spínola, Juan José Laborda, Joaquín Leguina, José Constantino Nalda, Clementina Ródenas, José Rodríguez de la Borbolla, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Javier Rojo, Manuel del Valle, Javier Torres Vela, Jesús Quijano, Francisco Moreno Franco y Segundo Bru.

Dice la misiva: “No entendemos la continua y nunca bien explicada apelación al diálogo por vuestra parte… ¿Diálogo ahora, con quién? ¿Para qué? ¿Con los responsables de poner a los españoles al borde del precipicio? La condena apriorística de la vicepresidenta, ¿por qué y para qué? ¿A qué intereses sirve y que persigue la condena?".

Lo dicho: un carajal.