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El runrún interno en el PP: las carpetas de Soraya
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Graciano Palomo

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El runrún interno en el PP: las carpetas de Soraya

Existe la sensación en el Partido Popular de que algo puede moverse. Si Cataluña no sale “bien” puede sonar, por fin, el disparo con el que se inicie la carrera hacia la renovación

Foto: La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a su llegada a su comparecencia en la Moncloa. (EFE)
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a su llegada a su comparecencia en la Moncloa. (EFE)

Oficial y públicamente nadie osará dentro del Partido Popular, ni en el resto del centro derecha, poner en cuestión ni el papel de la vicepresidenta y mucho menos el de Mariano Rajoy en lo referido al desatado, esquizoide y trabucaire quilombo catalán.

En privado, sin embargo, la cosa cambia. Hay un movimiento cuasi imperceptible pero latente y crítico respecto a cómo el Gobierno ha encarado y encara el asunto de marras, que, bien mirado, es el peor supuesto que puede presentarse a un primer ministro en ejercicio: la voladura del territorio sobre el que se asienta su poder y, por ende, el Estado.

“La vicepresidenta ha llevado a cabo el trabajo encomendado como lo que es: una abogada del Estado que cree que todo se resuelve con referencias a los códigos, decretos y decretos-leyes […] Y esto va de otra cosa […] Por eso, ha sido burlada en numerosas ocasiones por los chicos de Junqueras”, subraya un alto dirigente del PP que espera su oportunidad para encaramarse a los primeros puestos en la línea de poder del partido en el gobierno.

Sostienen que la clave del acontecer en Cataluña es precisamente “la calle”. Y la calle no se contiene ni se controla con legajos y órdenes ministeriales

La calle, por ejemplo. Sostienen que la clave del acontecer en Cataluña es precisamente “la calle”. Y la calle no se contiene, ni se controla, ni se agita a favor o en contra con legajos y órdenes ministeriales. “Ha faltado previsión al respecto, quizá por falta de información de qué hacían los 'enemigos' de en-frente, precisamente en un asunto capital como se está comprobando”, insisten otras fuentes populares.

La información. Un asunto del todo clave. Soraya había jurado por sus muertos, por activa y por pasiva, que no habría referéndum, entre otras cosas, porque no había urnas, ni papeletas, ni colegios electorales 'in situ'. Pero todo el mundo pudo ver por televisión que la gente votaba… por segunda vez. Algunas informaciones que se están conociendo ahora de lo ocurrido el 1-O permitirían colegir que la información reservada interna que manejó el Gobierno no era buena o como mínimo no era completa.

Luego estaría el tema mediático, que, según todo cristo y no tengo para mí la certeza de que sea exactamente así y de tal manera, continúa en manos de la 'vicetodo', especialmente RTVE.

Con este panorama –adornado con otros abalorios– existe la sensación en el Partido Popular de que algo puede moverse. Si Cataluña no sale “bien” o “muy bien”, puede sonar, por fin, el disparo con el que se inicie la carrera hacia la renovación interna y la llegada de una nueva generación a la sala de máquinas.

Oficial y públicamente nadie osará dentro del Partido Popular, ni en el resto del centro derecha, poner en cuestión ni el papel de la vicepresidenta y mucho menos el de Mariano Rajoy en lo referido al desatado, esquizoide y trabucaire quilombo catalán.

Mariano Rajoy Soraya Sáenz de Santamaría