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González Pons se reivindica
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Graciano Palomo

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González Pons se reivindica

Rajoy lo mandó a Bruselas como una especie de exilio político pero lejos de permitir la enorme potencialidad que podría desarrollar en momentos de tanta tribulación y empeño

Foto: El portavoz de la delegación española en el Parlamento Europeo y vicepresidente del Grupo Popular Europeo, Esteban González Pons. (EFE)
El portavoz de la delegación española en el Parlamento Europeo y vicepresidente del Grupo Popular Europeo, Esteban González Pons. (EFE)

Uno de los agujeros negros que Mariano Rajoy –¡tocado con el gordo, oiga!– tiene en su haber político y personal es que en ocasiones prescinde, por lo que sea, de gentes que tienen un alto valor personal y político, aunque tengan alma crítica.

El presidente despreció por dos veces a Esteban González Pons, cuando el levantino había hecho la larga marcha hacia el poder colgado de su brazo y, además, había demostrado su capacidad comunicativa y su determinación hacia la causa general.

No está precisamente Rajoy en disposición de permitirse ciertos lujos a la hora de derrochar talento

Lo mandó a Bruselas como una especie de exilio político –bien pagado, 'of course'– pero lejos de permitir la enorme potencialidad que podría desarrollar el hombre de Valencia en momentos de tanta tribulación y empeño. Rajoy debe escribir en recto pese a los renglones torcidos porque ha sido en la capital comunitaria donde el ex vicesecretario general de Estudios y Programas ha desplegado sus habilidades. Puso en el sitio que le corresponde al ultraderechista y xenófobo Nigel Farange cuando la posición de España era extremadamente peligrosa; colocó en el lugar que le correspondía al miembro del gobierno belga/flamenco que quiso convertir a Puigdemont en un émulo de Padilla, Bravo y Maldonado (España los construye y Castilla deshace a sus hombres). Todo adobado por una soledad clamorosa y un grito silenciado. ¡Incomprensible!

González Pons ha tenido la virtualidad (escasa por estos lares) de saber acatar la disciplina interna y el ordeno y mando. Sin que se le moviera ni una brizna del pelo canoso que le alumbra. Como persona leída, conoce muchos de los precedentes históricos que se han producido en nuestro país en ocasiones similares. Lo cortés, obviamente, no merma lo valiente.

No está precisamente el presidente Rajoy en disposición de permitirse ciertos lujos a la hora de derrochar talento si lo que realmente persigue es pasar el Aqueronte con un mínimo de probidad y justeza.

Buen vasallo si hubiera buen señor.

Uno de los agujeros negros que Mariano Rajoy –¡tocado con el gordo, oiga!– tiene en su haber político y personal es que en ocasiones prescinde, por lo que sea, de gentes que tienen un alto valor personal y político, aunque tengan alma crítica.

Esteban González Pons Mariano Rajoy