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El 'cuchara envenenada' de Putin y el silencio cómplice de Israel
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Graciano Palomo

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El 'cuchara envenenada' de Putin y el silencio cómplice de Israel

Todo lo que sea humillar la civilización e impedir el crecimiento de la Unión Europea viene bien a los intereses de Putin

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, a su llegada al Kremlim. (EFE)
El presidente ruso, Vladímir Putin, a su llegada al Kremlim. (EFE)

Dice el veterano Martín Villa –aquel gobernador civil leonés del tardofranquismo que mejor entendió Cataluña– que la revolución de “los puchi” no deja de ser otra cosa que un movimiento “aldeano” adobado con mucha pasta pública.

¡Ahora tendrán tiempo de contarlo sin necesidad de calculadora entre los barrotes de la prisión de Estremera!

Pues serán todo lo “aldeanos” y “ridículos” que quieran, pero el daño infringido a la sociedad española –particularmente a la catalana– no tiene parangón alguno. Desde el punto de vista económico –hasta el punto de dejar un crecimiento notable en un déficit preocupante-, el destroce de la sociedad, la aparición “again” de odios africanos y un enfrentamiento civil que recuerda épocas pretéritas.

¿Cuáles han sido y son las auténticas “relaciones” entre Israel y los hasta ahora mandamases catalanes? ¿En qué campos? ¿Seguridad?

Ha visto y pillado cacho el zar ruso en el caso catalán para atacar de nuevo a Europa, su vieja obsesión. Todo lo que sea humillar la civilización e impedir el crecimiento de la UE viene bien a sus intereses. Sabe perfectamente el exagente del KGB que, si explota España, estalla Europa. Así de simple. Lo que me pregunto es por qué el Gobierno de Rajoy no ha denunciado esto con claridad meridiana ante la opinión pública española e internacional cuando es un secreto a voces en todas las cancillerías.

Luego viene Israel, ese país que utiliza desde su creación la manga ancha para él y el ojo de aguja para los demás. El, en ocasiones, prepotente poncio de Israel en España, Daniel Kutner –que dice sentirse hastiado de las preguntas sobre su relación con los golpistas catalanes–, se acoge a la vieja y superada doctrina Estrada para bombear balones sobre un asunto que preocupa extraordinariamente en el Estado español. ¿Cuáles han sido y son las auténticas “relaciones” entre Israel y los hasta ahora mandamases catalanes? ¿En qué campos? ¿Seguridad? ¿Apoyo político? ¿'Lobbies'?

Demasiados interrogantes en el aire para celebrar la visita del presidente del Estado israelí, 25 años después de que llegara Haim Herzog y 31 años después de restablecer relaciones diplomáticas unos años después de morir Franco y desaparecer de la escena Adolfo Suárez.

Dice el veterano Martín Villa –aquel gobernador civil leonés del tardofranquismo que mejor entendió Cataluña– que la revolución de “los puchi” no deja de ser otra cosa que un movimiento “aldeano” adobado con mucha pasta pública.

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