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El caso de Ada Colau
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Graciano Palomo

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El caso de Ada Colau

Parece que va a ser clave en la configuración del próximo Govern catalán tras el 21-D. ¿De qué lado olisqueará el poder la señora alcaldesa, convertida en árbitro de la situación?

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)

Conocía a la actual alcaldesa de Barcelona cuando era una agitadora social -en el fondo es lo que continúa siendo- a la que esa actividad le produjo grandes dividendos. En poco tiempo dejó para otros el monocultivo de los desahucios y gracias al voto ciudadano se abrazó con ardor a la vara de mando que ejerce sin complejo alguno. Es difícil encontrar un éxito de tamaña naturaleza. Lo escribo sin ironía alguna.

Ahora parece que va a ser clave con su Catalunya En Comú en la configuración del próximo Govern catalán tras las elecciones del 21-D. ¿De qué lado olisqueará el poder la señora alcaldesa, convertida en árbitro de la situación?

Tiene la ventaja Colau de no tener que explicar cómo se puede hacer el juego a los rupturistas y al mismo tiempo ser de izquierdas

A tenor de cómo viene conduciéndose la gran jefa catalana es difícil saber, pero no tanto. Es un hecho cierto que los independentistas recelan de Colau que un día se abraza a la causa (o eso parece) y al día siguiente pone de vuelta y media a los pequeños burgueses que andan en pos de un privativo sueño equinoccial. Sin embargo, se fían menos de la teórica jefa de Gerardo Pisarello los constitucionalistas del bloque Ciudadanos-PSC-PP convencidos de que si, en efecto, las urnas le convierten en árbitro del poder autonómico catalán se decantará con armas y bagajes a favor de los independentistas.

Tiene la ventaja Colau de no tener que explicar cómo se puede hacer el juego a los rupturistas y al mismo tiempo ser de izquierdas, algo incompatible en lógica intelectual y de principios políticos. Lo tiene fácil, entre otras cosas, porque nadie se lo pregunta.

¡Qué paisaje! ¡Qué paisanaje!

Conocía a la actual alcaldesa de Barcelona cuando era una agitadora social -en el fondo es lo que continúa siendo- a la que esa actividad le produjo grandes dividendos. En poco tiempo dejó para otros el monocultivo de los desahucios y gracias al voto ciudadano se abrazó con ardor a la vara de mando que ejerce sin complejo alguno. Es difícil encontrar un éxito de tamaña naturaleza. Lo escribo sin ironía alguna.

Ada Colau Catalunya en Comú-Podem Cataluña