¿Qué es hacer una política de izquierdas?

Colau, Ada, la vampiresa que llegó del escrache subida en la nata genuina de la crisis, acusa al PSOE de no hacer una “política de izquierdas”, argumento que le ha servido, cree, para romper su pacto de gobierno municipal cuando todavía resta un imperio hasta las próximas elecciones municipales.

Puede que la alcaldesa morada y ebria de poder lleve razón. Pero siempre me he preguntado qué es eso de hacer “política de izquierdas”. No sé si la teórica superiora de Gerardo Pisarello presume de lo que no es. En cualquiera de los casos me gustaría que me respondiera a unas cuantas preguntas. Verbigracia.

Hacer política de izquierda es, por ejemplo, ¿presumir y exhibirse con antiguos terroristas convictos y confesos? ¿Quizá, llegar a un puesto político con los votos de desahuciados y olvidarse al minuto después del colectivo? ¿Acaso, subir los impuestos municipales de manera lineal entre ricos y pobres? ¿Mantener equidistancia entre los que respetan la ley y los que se la pasan por el arco de triunfo? ¿Respetar la norma si ella nos conviene? Ser de izquierdas o practicar su ideario ¿significa o puede significar que los territorios son más importantes que los individuos o las personas?

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Ángel Villarino. Barcelona

Pudiera ser que hacer una política de izquierdas fuese enchufar a familiares o parientes y pagarles con dinero público. También pudiera ocurrir que hacer una política de izquierdas sea gobernar pensando solo y exclusivamente en un sector de la sociedad olvidando que las mayorías deben respetar a las minorías que también contribuyen con sus impuestos y tasas.

Hacer una política de izquierdas ¿podría ser pregonar una cosa y vivir de otra bien distinta? Por ventura, ¿pudiera ser entrar en un cargo con una mano delante y salir del mismo como si a una le hubiera tocado la lotería? Dice Colau que el turismo ha caído en Barcelona y los congresos mundiales huyen de la Ciudad Condal por la violencia policial. ¿Le habrá preparado esa ficha Pisarello?

Ser de izquierdas debería ser sinceridad y transparencia entre la prédica y el trigo. Lo otro, oiga, señora alcaldesa, es pura farsa

He seguido todos los pasos de la buena Colau, a la que conocí en algunas tertulias televisivas cuando no era más que una agitadora social que vivía de ese oficio. No me pareció una mujer especialmente leída o estudiada. Pero tampoco hace falta haber salido de Harvard para saber que ser de izquierdas no es militar en tal o cual partido. Ser de izquierdas, en el supuesto de que ello supongo alguna superioridad moral sobre algo, es, antes que nada, vivir como se pregona. Sobre todo, debería ser sinceridad y transparencia entre la prédica y el trigo.

Lo otro, oiga, señora alcaldesa, es pura farsa.

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