Lo de Rivera como 'hereu' del PP

Mi colega Raúl del Pozo, que ha visto bajar aguas de todos los colores a lo largo de su ya dilatada carrera, lo tiene claro: Albert Rivera será el heredero de la bolsada de votos que históricamente han ido a las ubres del Partido Popular.

Quiero verlo. Las encuestas ya nos han dado alguna que otra sorpresa. Hay que destacar, sin duda, el hecho cierto de que el líder de Ciudadanos se lo está currando. Goza de la gran ventaja de no sufrir el desgaste que inevitablemente acompaña a cualquier gobierno, pero también conlleva la desventaja de no tener el poder. No sé si cuentan con una maquinaria partidaria que llegue a todos los rincones del país que suele ser tan decisiva (antes) a la hora de abrir las urnas. Es también una realidad que sus apoyos vienen fundamentalmente de las nuevas generaciones que se incorporan al voto y que descartan posiciones de izquierda.

Goza de la gran ventaja de no sufrir el desgaste que acompaña a cualquier gobierno, pero también conlleva la desventaja de no tener el poder

Pedro Sánchez ha dicho, quizá preocupado por el hecho de que Ciudadanos también le muerde el calcañal, que se trata de la segunda marca del Partido Popular. Eso significa que él estaba dispuesto a gobernar con la derecha cuando se presentó en su día a presidente en aquella legislatura abortada. Solo lo impidió la negativa tajante de Pablo Iglesias. ¿Recuerdan?

El PP ha demostrado ser un partido rocoso, impermeable a todo tipo de tsunamis (corrupción incluida), con una base electoral fortísima. Pero se encuentra en una encrucijada y necesita pasar por una ITV profunda, amén de rejuvenecerse y mimetizarse ideológica y funcionalmente con la nueva modernidad sin renunciar, obviamente, a sus principales postulados.

El centro derecha en España hace tiempo que busca su particular Bad Godesberg que no termina de llegar. Ni siquiera una miaja de épica. Lo urgente se impone a lo necesario.