Palo Alto
Por
El leviatán que nos consume: 72.000 funcionarios más que antes de la crisis
Numerosos organismos internacionales y otros nacionales independientes llevan ya años poniendo el dedo en la llaga: las administraciones están sobredimensionadas
Si hay algo que funciona de forma implacable en España es la maquinaria para recaudar impuestos; tasas por doquier y sobre cualquier actividad que se precie.
Es una mentira flagrante que este país tenga un problema de ingresos -como sostienen, por ejemplo, los neocomunistas vergonzantes-; no. El Estado, en sus cinco administraciones que sostenemos y padecemos, recauda con una voracidad digna de mejor destino. Tiene un problema de gasto. El sector público, tan ineficaz como prepotente, se ensancha cada vez más a costa de la economía productiva. Sus funcionarios -tan maltratados según Montoro, ja, ja, ja- lo inundan todo, y suman ya más de cuatro millones de los poco más de dieciséis millones de cotizantes a la Seguridad Social.
Numerosos organismos internacionales y otros nacionales independientes ya llevan años poniendo el dedo en la llaga: las administraciones (repito, cinco) están sobredimensionadas, despilfarran en medio de unos resultados pobres. Esta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad. Aunque no sea políticamente correcto.
¿Acaso el sector público tiene bula en España? ¿Acaso las normas y leyes que el Gobierno impone al sector privado no son válidas para lo público?
Ahora hay 72.000 funcionarios más que antes de la crisis. Es el dato revelador. ¿Acaso la informática y la introducción de las nuevas tecnologías no valen para el sector público? ¿Acaso el sector público tiene bula en España? ¿Acaso las normas y leyes que el Gobierno impone al sector privado no son válidas para lo público?
Estoy esperando que el ministerio de turno haga una encuesta -no manipulada- entre los contribuyentes (que somos todos) para que el pueblo pagano ofrezca su opinión acerca de su funcionariado.
Desgraciadamente, doscientos años después, en España continúa vigente aquel viejo grito de Mariano José de Larra: ¡Vuelva usted mañana!
Y tanto.
Si hay algo que funciona de forma implacable en España es la maquinaria para recaudar impuestos; tasas por doquier y sobre cualquier actividad que se precie.