Los 'almogávars' catalanes se transmutan en corderitos

Sostiene una colega de Sahagún (León), que se tienen por gente con mucha pituitaria, que de los cobardes nunca se escribió ni una línea. Viene el dicho del viejo reino que ni pintado a este artículo.

Los grandes héroes legendarios que adornan las independencias en todas las latitudes supieron anteponer ese objetivo a sus intereses personales, incluso a sus propias vidas. Lo que tenemos aquí, en Cataluña, es un vuelo que se parece más al de los polluelos asustados que al de los halcones mesetarios.

La primera que inició ese recorrido fue Carme Forcadell cuando declaró asustada ante el juez Pablo Llarena que todo había sido "simbólico" tras acatar 'urbi et orbi' el artículo 155 que con su simple aplicación ha dejado en evidencia a los "héroes", que lo iban a ser para todas las estaciones.

Ahora viene el resto (Junqueras, Turull, Rull, Romeva, Forn, Mundó, Bassa) al que los barrotes de Estremera les vienen muy grandes. Por acatar están dispuestos a admitir que estuvieron en Dallas cuando los disparos contra JFK. El resto de los perpetrados deambulan por Bruselas comiendo mejillones y lo que les echen sus coleguitas flamencos. ¡Me han decepcionado profundamente!

Antes de haber desencadenado tamaño quilombo deberían haber leído algo respecto a los grandes libertadores (Washington, Simón Bolívar…)

Aunque la condición humana es fungible 'per se' y el pavor es algo consustancial, intento ponerme en la piel de los miles y miles de catalanes que les siguieron en sus derivas equinocciales y se manifestaron en cuantas ocasiones se les requirió. Si yo hubiera estado entre sus mesnadas me sentiría profundamente decepcionado. No son solo los políticos al uso. Ahí tenemos, por ejemplo, a la familia joyera Tous que habiendo estado durante muchos años jaleando de una forma u otra el aliento independentista, de repente se han caído del caballo rumbo a Damasco. Han mandado a galeras a la siempre interesada Pilar Rahola, a la esposa de Artur Mas (Helena Raskoski) aunque mantiene a la monja Caram, a la que gusta más una foto con un poderoso que a un hambriento el asado argentino. Los otrora soberbios independentistas que despreciaban todo lo que ignoraban vienen ahora, uno tras otro, a desbrozar letanías en el altar del 155. ¡Qué fraude!

Antes de haber desencadenado tamaño quilombo y haber perpetrado tan grave daño a los españoles -con especial énfasis a los catalanes- deberían haber leído algo respecto a los grandes libertadores (Washington, Simón Bolívar, Maceo, Wallace, Rizal…). Por desconocer, ni habían leído la vieja máxima irlandesa: "Sin sufrimiento no hay gloria".

¡Qué fiasco! Lo que me asombra es que les seguirán votando. Según dicen.