Un gasto público insoportable

Íntimamente unido al post anterior aparece el gasto por cuenta corriente de las cinco administraciones que soportamos y aún padecemos: local, provincial, autonómica, nacional y europea.

Si el gasto fuera parejo con el dinero que paga el contribuyente podría tener un pase. Pero los servicios públicos básicos cada vez están más deteriorados y los impuestos y tasas, lejos de menguar, siguen creciendo. Paralelamente, también el déficit sigue con el bigote erizado mientras la deuda alcanza ya más del 100 por 100 del PIB.

Estos son los asuntos que preocupan a los ciudadanos. No las bagatelas del debate al que los políticos nos tienen aburridos.

España, dicen todos los expertos que han leído y estudiado algo, no tiene un problema de ingresos. Tiene un enorme problema de gasto

La derecha política suele amenazar con la llegada de la izquierda a efectos del bolsillo. Ese hueso ya no es degustable. Ni aunque llegaran ministros de Hacienda y Economía de Podemos el nivel impositivo para la clase media podría ser más alto. Entre otros argumentos porque ha sido Montoro quien se ha cargado las clases medias aúpado al poder, precisamente, por el voto de las clases medias. Porque los multirricos "amnistiados" por él no llenan dos urnas de votos.

España, dicen todos los expertos que han leído y estudiado algo, no tiene un problema de ingresos. Tiene un enorme problema de gasto, incluso de despilfarro por doquier. La tijera se podría meter en la piel de la enorme e ineficaz burocracia sin que se resintiera para nada el servicio al ciudadano. Pero para ello se necesita valor político y sentido del futuro.

Ese tipo de reformas estructurales —no hay que olvidar que el número de funcionarios en España ha crecido en 75.000 en relación con los que había antes de la crisis— solo se puede hacer desde un gobierno de coalición o desde posiciones de centro-izquierda a los que resultaría muy difícil epitetarles de "fascistas".

Por ahora hay que olvidar toda esperanza. ¡Así que a seguir pagando!