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El alegato de José Mota, el mejor analista
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Graciano Palomo

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El alegato de José Mota, el mejor analista

A este país no le salvaron nunca ni los reyes, ni los nobles, ni los ejércitos. Lo salvó el humor y el talento para reírnos de nosotros mismos

Foto: José Mota en su especial de Nochevieja en TVE.
José Mota en su especial de Nochevieja en TVE.

Sigo con gran atención los monumentales análisis sobre el acontecer nacional que suele hacer José Mota, el hombre de la Mancha (Montiel, 1965) adobados con un ingenio extraordinario y con caricaturas rigurosas.

A este país, todavía llamado España, no lo salvaron nunca ni los reyes, ni los nobles, ni los ejércitos, ni los tiralevitas a título de funcionarios, ni los inspectores de Hacienda, ni Dios. Le salvó el humor y el talento para reírnos de nosotros mismos. Desde Francisco de Quevedo a Larra, Gila, pasando por un enjambre de magníficos e ingeniosos sabedores del humor que con gracia ponen en solfa los males de la patria.

Mientras este país permita que surjan talentos y sobrevivan, seguiremos respirando

En la actualidad nadie como José Mota para interpretar lo que nos ocurre. En sus parodias siempre hay elementos críticos de gran alcance, repartiendo por igual y a la vez con proximidad y lejanía. Su objetivo es movilizar al pueblo llano, ante quienes pone en cueros a sus dirigentes políticos, mediáticos y sociales. Lo hace con una miaja de esperanza, precisamente, en el coraje de ese pueblo llano al que rinde tributo y del que se nutre fundamentalmente en sus sátiras sin clavar el aguijón en exceso, respetando la dignidad de cada cual.

Esa esperanza que fluye como elemento imprescindible para seguir viviendo como individuos y como sociedad.

Lo ha dejado escrito en 'El Mundo' el humorista, actor y guionista. "No se trata de reírnos por educación, sino de estar educados para reírnos, (...) abrazarnos a la risa".

Este quijotesco Mota sabe urdir como nadie un discurso repleto de crítica a la actualidad de hoy y de antes de ayer. Mientras este país permita que surjan talentos y sobrevivan tengo para mí que seguiremos respirando.

Sigo con gran atención los monumentales análisis sobre el acontecer nacional que suele hacer José Mota, el hombre de la Mancha (Montiel, 1965) adobados con un ingenio extraordinario y con caricaturas rigurosas.