Medio siglo para el rey Felipe

El próximo día 30, Felipe Juan Pablo Alfonso de todos los Santos de Borbón y Grecia habrá consumido medio siglo transitando por este valle de lágrimas. Probablemente, las mayores las haya derramado en los últimos tres años y medio, desde que el 19 de junio del 2014 fue proclamado rey de todas las Españas.

Independientemente de la fe que cada cual profese respecto a la forma de Estado y de gobierno nadie en su sano juicio (salvo Puigdemont que no lo está) puede sostener con justeza que durante esos casi 1.300 días con la corona ceñida, el jefe del Estado constitucional no haya cumplido al pie de la letra con sus responsabilidades institucionales.

Prudente, frío, cercano, Felipe VI es consciente de lo que representa y de la Historia que encarna

Prudente, frío, cercano, Felipe de Borbón y Grecia es consciente de lo que representa y de la Historia que encarna y que regodea cada vez que visita el Palacio Real de Madrid o el Real Monasterio de El Escorial. Pero, sobre todo, sabe lo que se espera de él. Lo que la Nación Española ha significado en el mundo y, especialmente, lo que él anhela que represente bajo su reinado, que no mandato.

Oí en los viajes de Estado en los que acompañé a sus padres algunas anécdotas de su estancia en el duro y canadiense Lakefield College (Ontario) y luego en la jesuítica Georgetown. He seguido desde el minuto uno la destreza con la que ha solventado el peso de ser el primer ciudadano. Uno, que no va con orejeras por la vida, intenta examinar sus procederes bajo el celemín del bien general. Precisamente yo, que no procedo precisamente de una familia "monárquica" de antaño sino más bien al contrario de aquellos movimientos populares que surgieron al socaire y grito de la vieja e imperial Castilla.

El Estado lo representa un hombre cabal y responsable que antes que nada ama a su país

Me da exactamente igual. Al Rey lo analizo, que no juzgo como hacen otros que no han aportado nada al acervo de su país y, en cambio, se benefician de lo hecho, bajo ese periscopio. ¿Es bueno o no para la Nación? ¿Es, justamente, lo que España necesita?

Tiene por delante mucho que caminar para poder responder con justeza al final esas preguntas. Hoy por hoy, visto lo comprobado, el Estado lo representa en su cúpula un hombre cabal y responsable que antes que nada ama a su país.

¡50 años, no son nada, Majestad!