Banquillo PP: nombres, ambiciones y posibles

El hecho de que el PSOE de Madrid haya ofrecido al resto de las fuerzas de izquierda presentar una lista única al Ayuntamiento y Comunidad de Madrid indica a las claras lo negro que ven el panorama.

Escrito lo anterior no soy de los que creen que la izquierda terminará por extinguirse. Si hay derecha, habrá izquierda. Es casi una ley física. Pero en los tiempos que corren y en las circunstancias cotidianas que nos rodean parece ser un hecho cierto que el centro-derecha (incluyo a Ciudadanos, 'of course') va de 'prota', especialmente el PP, si bien en ocasiones produce exabruptos en forma de escandalosa corrupción.

Rivera vive una luna favorable muy parecida a la que gozó Felipe González en los años 80. Va subido en un caballo blanco envuelto en una capa blanca. Sin hacer nada y sin necesidad de tomar decisiones. Los alisios soplan a su favor… ¡Ojo! Hasta que se dan la vuelta.

Por detrás vienen pegando codazos mujeres y hombres que apenas llegan a los 30 años. ¡O se les hace un hueco o se lo hacen!

La cuestión es la renovación del Partido Popular. ¿Hay banquillo? ¡Joder, si hay banquillo!, me espeta uno de esos "reservas" medio-centro que tiene oficio y beneficio por carrera. La conversación se lleva a cabo en un restaurante silencioso no muy lejos de la Carrera de San Jerónimo. Esperan que se muevan en el banquillo muchos nombres. Apunten estos.

José Ignacio Echániz, médico. Exitoso consejero de Sanidad en Castilla-La Mancha en la etapa de Cospedal. José Ramón García-Hernández, diplomático, secretario de Relaciones Internacionales del PP. Emilio del Río, que hasta habla latín. Francisco Martínez, exsecretario de Estado de Seguridad con Fernández-Díaz. Sandra Moneo, diputada por Burgos y especialista en temas de Educación; Susana Camarero, exiliada en el Senado que podría encabezar la opción del ayuntamiento de Valencia. El catalán Alejandro Fernández, batiéndose el cobre al lado de Xavi García-Albiol. El andaluz Carlos Rojas. Teodoro García Ejea. El diputado Rubén Moreno. Estos nombres, cazados al vuelo, formarían parte de la segunda generación –40 a 50 años– pero por detrás vienen pegando codazos mujeres y hombres que apenas llegan a los 30 años. ¡O se les hace un hueco o se lo hacen! Así empezó Rivera…

Lo dijo el clásico: ¡Renovación o muerte!