Cataluña escenifica la feria del disparate

No hay día en el que no superen su propio récord. Estos independentistas catalanes son gente de circo con un talento extraordinario. Inabarcable, majestuoso, colosal el espectáculo que están ofreciendo al mundo.

Analizar el esperpento encadenado día tras día tiene su aquel y su melancolía. Tener que analizar a un personaje tan inanalizable como Carles Pugidemont en pleno siglo XXI conduce directamente a la consulta del psicoanalista. Prefería hacerlo con gentes más divertidas como Gerard Piqué o Rufián. Estos, al menos, ofrecen perfiles con enorme talento para la jocosidad y la chacota. Puigdemont es un tipo gris surgido y amamantado por el presupuesto público y devenido del catetismo más radical.

Es injusto porque de 7,6 millones de catalanes solo 2 han optado por los Puigdemont y compañía. El resto quiere que sigamos viviendo juntos

Tengo siempre muy presente que dos millones de catalanes volvieron a darles razón en las urnas el 21-D cuando esos ciudadanos ya sabían lo que se avecinaba: empobrecimiento general por generaciones, aislamiento internacional, catalanofobia, detritus y sinrazón. Por eso no me dan ninguna pena. Lo único que digo es que el resto de los 45 millones de españoles no tienen por qué sufrir sus desvaríos. Siempre se amenazó con la "desafección" del pueblo de Cataluña hacia el resto de España. Ahora el proceso es inverso. Se puede tabular ya una "desafección" impresionante del resto del país hacia los catalanes. Es injusto porque de 7,6 millones de catalanes solo 2 han optado por los Puigdemont y compañía. El resto quiere que sigamos viviendo juntos y contemplando el horizonte desde una misma perspectiva.

Del resto de las 'paqueiradas' diarias que los dirigentes secesionistas nos imponen, prefiere mirarlas con desdén. Simplemente gozar (sic) con el espectáculo: el presidente de un parlamento autónomo buscando candidatos entre prófugos y carcelarios.

¡Grandioso espectáculo!