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Graciano Palomo

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Revolución o muerte

La cuestión es si es reversible la situación a corto y medio plazo. Reversible, ¿para qué? Para que el Partido Popular continúe resultando el primer partido de España

Foto: Mariano Rajoy. (EFE)
Mariano Rajoy. (EFE)

¿Qué pasa en el Partido Popular? ¿Tiene posibilidades de sobreponerse al delicado momento por el que atraviesa? ¿Es algo meramente coyuntural o significa que estamos ante un camino sin posibilidad de retorno?

Lo primero es antes que nada. El PP, específicamente su máximo dirigente, ha sufrido un duro desgaste en los últimos tiempos. Corrupción, Cataluña, debilidad parlamentaria, agresividad mediática, desgaste natural en cualquier acción de gobierno, imagen viejuna, desafección entre los nuevos votantes que engrosan el censo, aparición de alternativas en el centro derecha como resultado a las decepciones, son las causas esenciales que han puesto en un brete a una gran organización política.

Resulta meridiano que el Partido Poopular necesita cambios sustanciales porque una forma de entender la política ha terminado

La cuestión es si es reversible la situación a corto y medio plazo. Reversible, ¿para qué? Para que el PP continúe resultando el primer partido de España. El primer gran reto que tiene, más allá de las encuestas y los braserillos en los que refocilamos los periodistas, es, sin duda, las elecciones municipales y autonómicas que se avecinan en la primavera del 2019. Será la prueba del carbono.

¿Quién tapona los cambios que a todas luces necesita el partido en el gobierno? Resulta meridiano que necesita cambios sustanciales porque una forma de entender la política –netamente tecnocrática y de “gestión”- ha terminado. Tengo para mí que el presidente Rajoy –cuya andadura como primer ministro se ha topado como supuesto de dificultad máxima desde el minuto uno- no termina de comprender que la sociedad española –como la europea y todas en el mundo libre- está cambiando a velocidad de vértigo. Los parámetros básicos de su entender político han saltado por los aires y, en cualquier caso, más importante que SER es hoy PARECER. Sé que no le gusta ese escenario; es lo que hay en el signo de los tiempos.

Antes que las personas (en su caso) está el partido y antes que el partido está la nación

En román paladino: que el buen paño en el arca no se vende. La política es “gestión” pero la “gestión” puede ser no política. Es un clamor en sordina la necesidad de cambios. En el Gobierno y en Génova 13. Cuanto más tarden en producirse peor que mal. Antes que las personas (en su caso) está el partido y antes que el partido está la nación.

Más román paladino: hay un desgaste brutal de la imagen del presidente, si. Pero también de la secretaria general y algunos otros edecanes incrustados en la alta dirección que no es necesario sustanciar porque están en boca de todos. ¡Nunca entenderé el pavor de algunos cuadros de tipo medio a poner el dedo en la llaga! Los años me dan la suficiente perspectiva para poder escribir con una cierta justeza que en un mundo hiper dinámico y extraordinariamente cambiante los relevos o los haces o te los hacen. Ni siquiera voy a recordar aquí UCD porque son circunstancias distintas y distantes. Pero si me permito invocar el “ejemplo Macron” sucedido en la que es la segunda potencia europea, la gran Francia.

Por corto y por derecho: revolución o muerte. Me atrevería a decir que algo rumia el presidente. Ahí lo dejo.

¿Qué pasa en el Partido Popular? ¿Tiene posibilidades de sobreponerse al delicado momento por el que atraviesa? ¿Es algo meramente coyuntural o significa que estamos ante un camino sin posibilidad de retorno?