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Graciano Palomo

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Subidón Ciudadanos

La sensatez está reñida con el exabrupto. El imperio del exabrupto espanta cualquier sutileza. Nadie tiene derecho a robar a nadie la esperanza

Foto: Vista general de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional de Ciudadanos. (EFE)
Vista general de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional de Ciudadanos. (EFE)

Conozco a buena parte de los dirigentes nacionales de Ciudadanos y con algunos mantengo toda la amistad que es posible entre un político y un periodista superadas ya todas las tentaciones en la feria de las vanidades. Creo que, dadas las circunstancias —errores y casos de corrupción de sus 'mayores' (PP)—, están llamados a medio plazo a jugar un rol de poder estimable a escala nacional. Entonces veremos de qué son capaces y qué cualidades atesoran para dirigir los negocios públicos. Una cosa es pregonar y otra fregar.

He vivido ya lo suficiente como para poder afirmar que los vapores etílicos nocturnos desaparecen cuando amanecen mañanas frías y secas. Por ello, me permito recordar a Albert y compañía que lo mejor es no meter el ciervo en el puchero cuando el agua todavía hierve. Humildad, serenidad y moderación, amigos.

Me defraudarían si lo único que se persigue es el poder por el poder, cosa que les haría durar menos que un canutillo en una fiesta escolar

Humildad para no creerse que uno es de verdad; sensatez para aceptar la crítica; moderación a la hora de entrar con la piqueta. Porque una cosa es llegar (en política siempre se llega por demérito del que está) y otra bien distinta permanecer. Me defraudarían si lo único que se persigue es el poder por el poder, cosa que les haría durar menos que un canutillo en una fiesta escolar. Me defraudarían si solo sonríen cuando se les aplaude; me defraudarían si al final fueran más brillantes con la excavadora que con la plomada.

Escribo lo anterior porque observo un 'subidón' un tanto desmesurado en algunos de sus dirigentes que ya reparten sinecuras, diezmos y primicias.

La sensatez está reñida con el exabrupto. El imperio del exabrupto espanta cualquier sutileza. Nadie tiene derecho a robar a nadie la esperanza. Sencillamente, porque después de una cosa puede venir otra y no necesariamente tiene que ser maldita.

Conozco a buena parte de los dirigentes nacionales de Ciudadanos y con algunos mantengo toda la amistad que es posible entre un político y un periodista superadas ya todas las tentaciones en la feria de las vanidades. Creo que, dadas las circunstancias —errores y casos de corrupción de sus 'mayores' (PP)—, están llamados a medio plazo a jugar un rol de poder estimable a escala nacional. Entonces veremos de qué son capaces y qué cualidades atesoran para dirigir los negocios públicos. Una cosa es pregonar y otra fregar.

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