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Huyen, se fugan, huyen
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Graciano Palomo

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Huyen, se fugan, huyen

Echar un pulso a un magistrado sereno y frío como Llarena, totalmente exportable en el mundo de la judicatura democrática, tiene sus riesgos

Foto: La exdiputada de ERC Marta Rovira. (EFE)
La exdiputada de ERC Marta Rovira. (EFE)

Horas antes de que el juez Pablo Llarena comunicara el procesamiento de todo el núcleo duro del separatismo catalán, la gran dama de ERC, Marta Rovira, la misma que durante los últimos años presumía de ser Eleanor Roosevelt (con barretina), escuchaba una retahíla de medidas de su coleguilla Jordi Turull con las que pretendía erigirse como nuevo 'president' del Gobierno autónomo de aquel territorio.

A esa hora, Rovira ya había escrito una carta en la que anunciaba su huida antes de someterse al imperio de la Ley. ¡Vivir para ver! El sainete con ribetes chuscos de lo ocurrido en el último pleno del Parlament prejuzgaba ya la intención de la republicana llorona tan fuerte con los débiles en Cataluña y tan débil ante la sala segunda del Tribunal Supremo. La jerga secesionista se volvió a oír en todos los rincones de los salones independentistas.

Foto:  El exconseller, Jordi Turull, momentos antes de recibir la notificación del juez. (Reuters)

Echar un pulso a un magistrado sereno y frío como Llarena, totalmente exportable en el mundo de la judicatura democrática, tiene sus riesgos. El burgalés está teniendo gran cuidado en no pisar siquiera una mínima línea morada que suponga menoscabo en los derechos de los encausados. No se habló siquiera de las compras, con dinero público contante y sonante, de observadores internacionales, del saqueo de las arcas autonómicas, de las subvenciones fraudulentas a amigos o conmilitones, algo que les inhabilita, incluso, para buscar refugio en ningún rincón del mundo libre. En unos meses podremos comprobarlo.

Resultado: huida, fuga, bochorno, obscenidad. Llevan mucho tiempo cachondeándose del Estado, despreciándolo, creyendo en su ignorancia que ese Estado solo tiene sustancia en el Palacio de la Moncloa. Ese planteamiento 'made in Catalonia' tiene su aquel: la Generalitat lo ha sido todo, controlaba todo, de ese poder autonómico dependían vidas, haciendas y honores. Pero en España, no. Se han olvidado conscientemente de que la Justicia de un Estado democrático ha llevado a la condena a familiares del Rey y dentro de poco los veremos en prisión.

Llevan mucho tiempo cachondeándose del Estado, despreciándolo, creyendo en su ignorancia que ese Estado solo tiene sustancia en la Moncloa

Su nimiedad política —solo entendible desde un proceso de intoxicación masiva— cuaja ahora en huidas, que no exilios.

Un asunto que nos tiene hartos. Nos está costando mucho dinero y vuelvo a escribir: los ourensanos, los vallisoletanos, los onubenses, los turolenses, los zaragozanos, los madrileños, los gaditanos no tienen culpa alguna en este esperpento ni de los vapores etílicos que embotan las mentes de unos dirigentes 'irrefugiables'. Los españoles, entre los que incluyo a los catalanes, no son verdugos; son víctimas de unos sujetos a los que lo único que les preocupa son ellos mismos y sus mamandurrias. Democracia son urnas, sí. Pero también los tribunales de Justicia que aplican las leyes democráticas a las que hacen cortes de mangas de sujetos que se creen superiores.

¡Para qué seguir…!

Horas antes de que el juez Pablo Llarena comunicara el procesamiento de todo el núcleo duro del separatismo catalán, la gran dama de ERC, Marta Rovira, la misma que durante los últimos años presumía de ser Eleanor Roosevelt (con barretina), escuchaba una retahíla de medidas de su coleguilla Jordi Turull con las que pretendía erigirse como nuevo 'president' del Gobierno autónomo de aquel territorio.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Parlamento de Cataluña