Lo de la lucha sin cuartel en el centroderecha

Hay encuestas que son verosímiles. Otras no. Su valor en ausencia de elecciones a corto plazo es más bien orientativo, aunque algo indican. Básicamente, lo que apuntan es un deterioro del partido en el Gobierno (lógico) ante la avalancha de informaciones negativas que lo lastran. De las positivas (PGE) no se entera nadie y de la recuperación económica y laboral, menos.

Cuando no es Cifuentes aparece Rafael Catalá poniendo la guinda a un pastel que da dentera. Al Gobierno se le ha perdido el respeto al hispánico grito de 'maricón el último'.

Ha sucedido en otras ocasiones desde la restauración democrática. Le sucedió a UCD; luego al PSOE de Felipe; al PP de Aznar y, finalmente, a Zapatero que no se enteró de nada (sigue sin enterarse), lo gastó todo y dejó el país en la más completa ruina.

Hete aquí que llegó un muchacho con ambición y determinación que puso el cesto y las cerezas caen enramadas, de diez en diez, incluso, de mil en mil

A Mariano Rajoy le ha fallado el 'gurú'. Históricamente, el Partido Popular aglutinó toda la derecha y gran parte del centro. Las siglas PP operaban como monocultivo. Hete aquí que llegó un muchacho con ambición y determinación que puso el cesto y las cerezas caen enramadas, de diez en diez, incluso, de mil en mil. Sin despeinarse. Con una técnica facilona; si se quiere hasta arribista pero extraordinariamente eficaz que desarticula a la vez al competidor. Este es el asunto. Normal y en lógica. ¿Alguien dijo alguna vez que la política no era eso?

Es la primera vez desde 1977 que el centroderecha, sumado PP y Ciudadanos, es mayoría clara y nítida. Acerca de quién se lleve la hegemonía en un sector —el más libre e informado del panorama— clave para los intereses generales está por ver. Hoy, claramente, Ciudadanos aparece en ventaja. ¿Por?

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