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La izquierda que apoya al ultraderechista
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Graciano Palomo

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La izquierda que apoya al ultraderechista

¿Alguien entiende algo? Una izquierda radical española defendiendo en el fondo el secesionismo y presentándose siempre en sus barricadas

Foto: El nuevo presidente de la Generalitat, Quim Torra, saluda al portavoz de la CUP, Carles Riera. (EFE)
El nuevo presidente de la Generalitat, Quim Torra, saluda al portavoz de la CUP, Carles Riera. (EFE)

Enlazando directamente con la entrega anterior, me hago cruces con cierta izquierda en España que sigue instalada en los gulags siberianos, ideológicamente hablando. Arroja un tufo irrespirable por incoherente y malicioso.

Cuando se dio pábulo público al pensamiento político de Torra creí, ingenuo, que de forma inmediata la izquierda catalana y la española se lanzarían a la yugular porque ese pensamiento se encuadra dentro de la categoría de enemigos que la propia izquierda ha tabulado.

¡Qué va! Muy al contrario. Gentes como Joan Tardá, Gabriel Rufián y otros coleguillas de Podemos o sus confluencias (el tal abogado Boye) en el mejor de los casos han pasado de largo y en otros han suscrito de la A a la Z el argumentario político del racista y supremacista.

Están instalados en la contradicción —separatistas, sí; progresistas, no—, pero les importa una higa porque el objetivo es el poder puro y duro

¿Alguien entiende algo? Una izquierda radical española defendiendo en el fondo el secesionismo y presentándose siempre en sus barricadas. Algo que se compadece malamente con el puño en ristre y con el canto de la Internacional. Deben saber que están instalados en la contradicción —separatistas, sí; progresistas, no—, pero les importa una higa porque el objetivo es el poder puro y duro. Luego ya hablaríamos...

Tengo muy presente cómo reaccionó el comunismo en el poder cuando algunos de sus paraísos sufrieron peligro de escisión. No me voy a referir a las repúblicas exsoviéticas porque han pasado ya unos años. Simplemente traigo aquí lo que hizo Evo Morales, el cacique taimado, en Bolivia cuando Santa Cruz mostró deseos de independencia o el chavismo en Venezuela cuando algunos estados dijeron estar hasta el gorro del líder.

Enlazando directamente con la entrega anterior, me hago cruces con cierta izquierda en España que sigue instalada en los gulags siberianos, ideológicamente hablando. Arroja un tufo irrespirable por incoherente y malicioso.

Quim Torra