De Valerio a Guirao, alguna razón para el optimismo

Con toda franqueza, de lo visto y observado durante los escasos once días tras los que el 'efecto Sánchez' intenta asentarse en el poder (la palabra clave: poder), de lo más exportable son los pronunciamientos de Magdalena Valerio (Trabajo) y el sustituto del grandioso, José Guirao.

Me parece notable dentro de este éxtasis de incienso y almíbar (algo que los más veteranos ya hemos visto en otras ocasiones) el realismo del que está haciendo gala la ministra citada. Tiene clara conciencia de dónde han venido, cómo han llegado y sobre todo, el contexto que les embarga. Lo ha dicho a propósito de la denostada Reforma Laboral de la no menos vituperada Fátima Báñez, la onubense rigurosa con sus asuntos. Esa es la clave del éxito para la corajuda Valerio cuyos resultados me gustaría aplaudir cuando se sustancien. Las palabrejas de los profesionales de la mamandurria política se las lleva el viento; Magdalena no necesita vocablos, le urge dinerito contante y sonante. Por ejemplo, antes del 1 de julio 18.000 millones de euros para pagar a los pensionistas su mensualidad y la extra. Lo demás, empiezan a ser cuentos.

Magdalena no necesita vocablos, le urge dinerito contante y sonante

No conozco a Guirao, pero así, bote pronto, se me antoja 'rara avis'. Ha trabajado para las dos administraciones (PP/PSOE) y no hace ascos a etiquetas y sambenitos de antaño. Lo que es Cultura, lo parece y lo que es filfa, ídem.

Luego, como sea la cosa, lo decidirá Iván Redondo.