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Las tres prioridades de Sánchez
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Graciano Palomo

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Las tres prioridades de Sánchez

Si la cosa le sale (nos sale) medianamente bien, esto es, una tregua con bajada del monte por parte de los feudales, habrá merecido la pena

Foto:  El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en su primer Consejo de Ministros. (EFE)
El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en su primer Consejo de Ministros. (EFE)

El primero y decisivo es Cataluña. No hay otro problema que ponga en liza la propia pervivencia del Estado como el intento de la élite golpista catalana por quedarse con el santo y la peana.

Al respecto y en estos primeros días, los guiños han sido intermitentes, contradictorios y buscadamente equívocos. La sensación que me da es que el jefe del Gobierno quiere curarse en salud en eso tan manido del "diálogo" que reclamaron a Mariano Rajoy y de ahí que esté dispuesto a recibir en sede gubernamental al teledirigido Torra, el mismo que despreció e insultó hasta el paroxismo a 47 millones de ciudadanos libres y desiguales.

Si la cosa le sale (nos sale) medianamente bien, esto es, una tregua con bajada del monte por parte de los feudales, habrá merecido la pena. Tendrá que tener buen cuidado en el asunto, medir palabras, hechos y concesiones, porque aunque una inmensa mayoría del pueblo español está más que harto del lío antieuropeo, xenófobo y supremacista no va a permitir nuevas tomaduras de pelo. Cataluña le impulsó a la presidencia —cierto es que con la inestimable ayuda de Luis Bárcenas & cía—, pero ese asunto le puede conducir directamente al averno.

Si se pregonó la profesionalidad y la independencia no se puede venir ahora a tocar la cítara y entonar las viejas y manidas estrofas de "prietas las filas"

El segundo gran reto del presidente Sánchez es, a mi modesto entender, seguir dando agua mientras cambia las cañerías que a su juicio están averiadas. Si cae en el "error Zapatero" de dedicarse a los asuntos que solo importan a una parte de la población ideologizada y olvida las cosas de comer, el agujero será tan grande que podría ganarse el apelativo de "Pedro I, el Breve".

El último asunto pasa por las libertades. Estoy comprobando ahora mismo que sus mesnadas (84 escaños) se han lanzado en tromba en busca de un lugar en el 'Fichero de Altos Cargos'. Jefes de gabinete en ministerios que hacen directoras generales a sus esposas y este runrún ya lo hemos escuchado en muchas ocasiones.

Por último, no confundir valor y precio. Hay un cierto susto entre medios y profesionales. Si se pregonó la profesionalidad y la independencia no se puede venir ahora a tocar la cítara y entonar las viejas y manidas estrofas de "prietas las filas, recias, marciales…".

El primero y decisivo es Cataluña. No hay otro problema que ponga en liza la propia pervivencia del Estado como el intento de la élite golpista catalana por quedarse con el santo y la peana.

Pedro Sánchez