Palo Alto
Por
Presidente Sánchez: trigo
Tiene tajo, mucho tajo, presidente. Y el tiempo limitado
Hasta el momento, el presidente Sánchez Castejón ha demostrado una extraordinaria habilidad —cuando nadie daba un ochavo por su futuro— para la supervivencia y para hacer de la necesidad virtud.
Se adelantó a presentar una moción de censura (dificilísima en puridad aritmética) pillando a contrapié a su antecesor (que no se enteró de nada) y la ganó con 84 escaños. Luego, 'magnis itineribus' articuló un gobierno muy notable y con señas de identidad descriptibles. Solventó con celeridad la primera crisis de Huerta y se dio un masaje mediático en su primera entrevista televisada.
Bien. Ahora toca dar trigo a medida que se evaporan los días del incienso y almíbar. En primer lugar, el presidente tendrá que dar respuesta al nuevo órdago de los secesionistas catalanes, amparar al jefe del Estado y decirles que Felipe VI representa, pero no manda. Algo que cualquier representante ordinario del Estado debería saber porque está muy clarito en la Constitución. No estoy en contra de los "gestos" que llaman en pro de la "normalización". Los gestos tendrán que ser, supongo, en ambas direcciones.
Presidente, usted lo sabe bien. Lo que pretenden está muy claro, tampoco se ocultan: despreciar el Estado —cuyo poder Ejecutivo está ahora en sus manos—, despreciar a su jefe e intentar que usted, presidente, entregue la cuchara. Tampoco se engañe: intentarán sacarle a usted los ojos y decir… que llueve. ¡Menudo asunto! Demuestre ahí sus dotes de estadista.
El teledirigido Torra le ha apuntado a usted directamente. Declara persona 'non grata' al Rey y le ha puesto al primer ministro en un gran brete. ¿Va a recoger el guante? Le va la vida (política, naturalmente) en ello. El xenófobo y racista Torra ha vuelto a despreciar a los españoles. ¿Tiene usted algo que decir?
Vendría luego el gran reto. Mantener los márgenes exigidos por la Unión Europea y repartir lo que el Gobierno anterior birló (lo dicen ustedes) a los ciudadanos en forma de recortes y otras zarandajas.
Mantener las promesas y la palabra dada. El capítulo de las libertades no es menor. Y la libertad no es divisible.
Tiene tajo, mucho tajo, presidente. Y el tiempo limitado.
Hasta el momento, el presidente Sánchez Castejón ha demostrado una extraordinaria habilidad —cuando nadie daba un ochavo por su futuro— para la supervivencia y para hacer de la necesidad virtud.