Subida de impuestos

Mucho más que el chalé de Galapagar, las gafas presidenciales en el 'air force one', los exabruptos de los independentistas y otros asuntos del acontecer patrio, a los ciudadanos de pago lo que realmente les interesa en esta coyuntura de ausencia de valores superiores es su nivel de vida.

La actual vicepresidenta Carmen Calvo dijo cuando era ministra de Zapatero que el dinero público no era de nadie. Falso. Supongo que quiso decir, pero no dijo, que era de todos. Su jefe de entonces (inabarcable y cósmico Zapatero) también dijo que subir impuestos era de "izquierdas". Se quedó tan ancho y largo.

Bien. Hay pocas dudas de que, si el tiempo le da tregua, el Gobierno Sánchez se apresta a una subida generalizada de impuestos (las tasas también son impuestos) porque no le queda otra después de ampliar el capítulo del gasto. ¿De verdad que no hay margen para aplicar la tijera al vastísimo organigrama de las cuatro administraciones públicas que soportamos?

Desde luego, en el grave asunto de las pensiones no queda otra. La calculadora no miente. Lo saben todos los responsables públicos y algunos lo dicen, entre ellos la actual ministra de Trabajo y Seguridad Social, Magdalena Valerio.

¿De verdad que no hay margen para aplicar la tijera al vastísimo organigrama de las cuatro administraciones públicas que soportamos?

La invocación a meter la mano en el bolsillo a las grandes empresas, multinacionales y bancos ya la hemos oído en otras ocasiones. Suena bien la música, pero no hay dios que escriba la letra.

Al final, pagarán los de siempre. Son los impuestos, estúpido.