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Lo del PP: con mala pinta viene el morlaco
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Graciano Palomo

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Lo del PP: con mala pinta viene el morlaco

La peor cara la ofrecen estos días aquellos que desean vengar afrentas personales a cuenta del cuerpo magullado de un partido que corre el riesgo de volar por los aires

Foto: Los dos candidatos a presidir el PP, Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría, en la cena del partido. (EFE)
Los dos candidatos a presidir el PP, Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría, en la cena del partido. (EFE)

De repente, el niño, que era capaz de gustar a José María Aznar y Esperanza Aguirre y al mismo tiempo servir con fruición en la administración Rajoy, se considera mayor para ocupar el puesto de sus próceres.

Pablo Casado que es palentino, aunque pareciera haber nacido en Chantada, se nos presenta estos días como un muchacho agresivo adornado con su permanente sonrisa Profident y dispuesto, dice, a llegar "hasta el final". Dicen sus leales que es muy fácil trabajar con él. Lo creo. Si gana la batalla interna no le arriendo la ganancia porque en breve tendrá que medirse con Pedro Sánchez y Albert Rivera, y si no gana su futuro será algo así como el agua en una cesta. Pero lo que es antes a eso: tendrá que ser capaz de demostrar lo que ahora pregona: todos a una como en Fuenteovejuna. Si puede, claro…

Casado tendrá que ser capaz de demostrar lo que ahora pregona: todos a una como en Fuenteovejuna. Si puede, claro...

El Partido Popular no tiene la militancia para demasiado ruido y mucho menos para experimentos. Casado les garantiza algunas cosas; otras, no. Oigo desde todos los puntos de España que exigen a sus líderes: "¡Unidad!, ¡unidad!, que el adversario es Sánchez". O lo que es lo mismo, un acuerdo para presentar una lista única (negociada, 'of course') ante el cónclave extraordinario de la próxima semana.

La señora Sáenz de Santamaría tiene unos pocos años más que Pablo, pero al mismo tiempo dispone de "oficio". Si pierde puede pedir el reingreso en el Cuerpo de Abogados del Estado y dedicarse a poner el tampón en resoluciones que le escriban otros. O, pasado el tiempo legal que establece la ley, fichar por alguna transnacional que le demande.

placeholder Casado y Sáenz de Santamaría, en la cena que celebra el Partido Popular en Madrid. (EFE)
Casado y Sáenz de Santamaría, en la cena que celebra el Partido Popular en Madrid. (EFE)

La peor cara del PP la ofrecen estos días aquellos que desean vengar afrentas personales y ambiciones frustradas a cuenta del cuerpo magullado de una formación política que corre el riesgo de volar por los aires. Algunas minas explosivas han sido colocadas en sus cuadros de luces.

Feijóo y Cospedal son los dos grandes electores del Congreso Extraordinario. El gallego exigió que le dejaran el campo libre de competencia, ocasión que cree podrá encontrar tras las próximas elecciones generales, incluso después de las autonómicas y municipales del próximo año, suponiendo que para entonces el PP subsista como tal. Si Cospedal hubiera ganado las primarias hubiera luchado por una lista de consenso.

Justo lo que quieren la mayor parte de los compromisarios con acta.

De repente, el niño, que era capaz de gustar a José María Aznar y Esperanza Aguirre y al mismo tiempo servir con fruición en la administración Rajoy, se considera mayor para ocupar el puesto de sus próceres.

Pablo Casado Soraya Sáenz de Santamaría