Palo Alto
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Líos en Interior, ¿de verdad manda Marlaska?
El gran problema del ministro, amén de otras carencias de índole práctica y de resolución ante las inevitables críticas, es que no tiene fuerza política dentro del PSOE
El Ministerio del Interior es siempre y bajo cualquier gobierno el camarote de los hermanos Marx. Lo fue en la etapa Belloch/Robles (la misma que ahora tanto las pía entre la chacota del respetable); lo ha sido bajo la etapa de Fernández/Zoido y lo está siendo a marchas forzadas tras la llegada del exjuez Fernando Grande-Marlaska.
El cese fulminante nada menos que de un icono en la Guardia Civil y en general entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, coronel Manuel Sánchez Corbí como jefe de la UCO viene a cuestionar al ministro al frente de Interior, un departamento le queda tan grande como si se pusiera el traje del baloncestista Romay.
El gran problema del ministro, amén de otras carencias de índole práctica y de resolución ante las inevitables críticas, es que no tiene fuerza política dentro del partido que sostiene al Ejecutivo, es decir, en el PSOE. Y esto funciona por parcelas de poder ahora mismo en la calle Ferraz. En formaciones políticas tan sectarias nunca será bien visto ni un Marlaska –que ascendió a velocidad de crucero en la carrera judicial gracias al Partido Popular- ni un Iván Redondo. Tragan con ellos porque lo ha ordenado el jefe. Punto. Pero en cuento pueden se la clavan. “No son uno de la familia…”.
Fuentes muy precisas de Castellana 5 indican a este columnista que la mano que ha firmado la defunción del legendario coronel de la Benemérita ha sido la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella Gómez, que fue diputada socialista y delegada del Gobierno con Rodríguez Zapatero. A la que denominan como “comisaria”. Esto es, la voz del partido. Hay mucho comisario delegado de Ferraz que se ha incrustado en los departamentos ministeriales y en otras áreas de responsabilidad estatal. Asunto serio este.
El asunto es que el caso del coronel Sánchez Corbí era “demasiado” para los jefes políticos de Interior. Como jefe de la UCO se ha caracterizado por su independencia, investigando casos de corrupción de los que eran sus jefes políticos, léase, Acuamed, Taula, Lezo o Púnica. Y es un hecho cierto: fue al Congreso para denunciar la corrupción del PP, precisamente cuando el Partido Popular todavía gozaba del poder.
“Pérdida de confianza…”, justifican su decapitación. ¿Le tenían miedo?
El Ministerio del Interior es siempre y bajo cualquier gobierno el camarote de los hermanos Marx. Lo fue en la etapa Belloch/Robles (la misma que ahora tanto las pía entre la chacota del respetable); lo ha sido bajo la etapa de Fernández/Zoido y lo está siendo a marchas forzadas tras la llegada del exjuez Fernando Grande-Marlaska.